Triduo de la Anunciación del Señor
2º Día: Colaboradora del plan divino
G/. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo
T/. Amén
Canto inicial
Oración inicial
Oh María, te rogamos: haznos comprender, desear, poseer con tranquilidad la pureza del alma y del cuerpo.
Enséñanos el recogimiento, la interioridad; danos la disposición a escuchar las buenas inspiraciones y la Palabra de Dios.
Enséñanos la necesidad de la meditación, de la vida interior personal, de la oración que sólo Dios ve en el secreto.
Oh María enséñanos el amor, el amor a Cristo, el amor-sacrificio por los hermanos.
Obtiene a nosotros la fe, la fe simple, plena y fuerte, la fe sincera, obtenida de su fuente veraz, la Palabra de Dios. También tenemos necesidad de esperanza.
Tú eres María, imagen e inicio de la Iglesia; resplandece ahora delante del pueblo de Dios como signo de esperanza cierta y de consolación[1]
G/. Alégrate María, Aquel que nacerá de ti, será santo,
T/. y llamado Hijo de Dios.
1º Lect.: Del Evangelio según San Lucas (Lc 1,26-38)
26 En el sexto mes, el Ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, 27 a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María. 28 El Ángel entró en su casa y la saludó, diciendo: «¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo». 29 Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo. 30 Pero el Ángel le dijo: «No temas, María, porque Dios te ha favorecido. 31 Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; 32 él será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, 33 reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin».
34 María dijo al Ángel: «¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?». 35 El Ángel le respondió: «El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios. 36 También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se encuentra en su sexto mes, 37 porque no hay nada imposible para Dios». 38 María dijo entonces: «Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho». Y el Ángel se alejó.
Pausa de reflexión
Responsorio breve
G/. Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo
T/. Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo
G/. Bendita tu entre las mujeres, bendito el fruto de tu seno
T/. el Señor está contigo
G/. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
T/. Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo
2º Lect.: De los Escritos de Madre Carmela
Hoy en la oración Jesús me atrajo a Sí y elevó mi espíritu a una alta contemplación. Me explicó, me mostró claramente el inmaculado concebimiento de María, obra altísima y divina de la Sacrosanta Trinidad, me mostró la grandeza sobrehumana de María, la altura de la santidad en al que la colocó el Altísimo, la plenitud de la gracia que le fue infusa desde el primer instante de su inmaculada Concepción y la virtud del Altísimo de la cual la revistió desde su primera aparición en el mundo, la cubrió con su fulgidísima luz y que esta misma virtud, sobreviniendo en Ella en el anuncio del ángel, después de aquel Fiat suspirado, la envolvió y fecundó al mismo tiempo, concibiendo en sí al Verbo de Dios, el Mesías prometido, el Esperado de la gente.
Mi intelecto, guiado e iluminado por la divina Sabiduría, hoy se espació mucho en las más altas esferas del altísimo y en la comprensión de tan altos y sublimes misterios, se deleitó, gozó, se regocijó en Dios por tantos e inefables dones y privilegios concedidos a la Santísima Virgen María[2].
Pausa de reflexión
Canto
G/: Oremos
Oh Dios que con el anuncio del ángel has querido que tu Verbo se hiciera hombre en el seno de la bienaventurada Virgen María, concede a nosotros, que te suplicamos, que creamos que ella es verdaderamente la Madre de Dios, de ser ayudados por su intercesión ante Ti. Por Cristo nuestro Señor. Amén
[1] Pablo VI
[2] Vol. I pág. 275, 8° Informe espiritual a P. Vincenzo Nardelli,o.p, diciembre 1900