Celebración de la Jornada de la Vida Consagrada en Jerusalén

Dejarse encontrar por Jesús, ayudar a encontrar a Jesús: este es el secreto para mantener viva la llama de la vida espiritual. Es la manera de escapar a una vida asfixiada, dominada por los lamentos, la amargura y las inevitables decepciones… Encontrarse en Jesús como hermanos y hermanas, jóvenes y ancianos, para superar la retórica estéril de los «viejos tiempos pasados» —esa nostalgia que mata el alma—, para acabar con el «aquí no hay nada bueno». Si Jesús y los hermanos se encuentran todos los días, el corazón no se polariza en el pasado o el futuro, sino que vive el hoy de Dios en paz con todos. Al final de los Evangelios hay otro encuentro con Jesús que puede ayudar a la vida consagrada: el de las mujeres en el sepulcro. Fueron a encontrar a un muerto, su viaje parecía inútil. También vosotros vais por el mundo a contracorriente: la vida del mundo rechaza fácilmente la pobreza, la castidad y la obediencia. Pero, al igual que aquellas mujeres, vais adelante, a pesar de la preocupación por las piedras pesadas que hay que remover (cf. Mc 16,3). Y al igual que aquellas mujeres, las primeras que encontraron al Señor resucitado y vivo, os abrazáis a Él (cf. Mt 28,9) y lo anunciáis inmediatamente a los hermanos, con los ojos que brillan de alegría (cf. v. 8). Sois por tanto el amanecer perenne de la Iglesia: vosotros, consagrados y consagradas, sois el alba perenne de la Iglesia. Os deseo que reavivéis hoy mismo el encuentro con Jesús, caminando juntos hacia Él; y así se iluminarán vuestros ojos y se fortalecerán vuestros pasos.” Son las palabras que Papa Francisco dirigía a los consagrados y consagradas en la homilía que realizara en ocasión de la celebración de la Jornada Mundial de la Vida Consagrada, en la basílica de San Pedro, el 2 de febrero de 2018.

También en todo el mundo han habido celebraciones por esta gran ocasión, tal es el caso de los consagrados de Jerusalén y zonas aledañas, que han tenido una solemne celebración Eucarística en la que han concelebrado muchos sacerdotes religiosos que viven en Tierra Santa.

La cita era prevista para las 16 hs, en la Basílica de San Esteban, de los padres Dominicos. Hermanas y hermanos de distintas órdenes y congregaciones que se encuentran en Tierra Santa, han hecho una procesión con velitas encendidas llevadas hasta el interno de la Basílica y colocadas ante un ícono de la Presentación del Señor al Tempio.

Después de la Misa, se ha compartido un copetín en el que han podido encotrarse para compartir experiencias de su vivir como consagrados en el mundo de hoy.