VENERABLE MADRE CARMELA PRESTIGIACOMO
La Venerable Madre Carmela Prestigiacomo nació en Palermo, Sicilia el 15 de octubre de 1858 y fue bautizada el día después con el nombre Francisca Paola.
La pequeña Francisca Paola creció en un ambiente sano y sereno, como la retrata una vieja fotografía de familia con un lindo vestidito lleno de puntillas y vuelos.
Desde los cuatro años inició a dar signos de una particular sensibilidad por lo sagrado.
A los diez años hizo la Primera comunión. Con el pasar de los años, Francisca parece una jovencita como las demás de su tiempo, en apariencia común, es más, un poco vanidosa, de carácter alegre y dinámico, amaba los paseos, las diversiones y el teatro. Con gusto iba con sus padres a las fiestas que hacían sus parientes. Le gustaba vestirse a la moda, cuidaba mucho sus cabellos y nada descuidaba de su persona.
Para un observador distraído, Francisca Paola aparecía como una jovencita más. Tan es así que para todos pasaban inadvertidas sus profundas aspiraciones y nadie habría podido intuirlas ya que ella hacía de todo para ocultarlas. Sólo a su confesor, P. Luis La China confiaba su deseo de ser toda de Dios.
A los dieciséis años Francisca Paula realizará el sueño que nutría desde niña entrando a hacer parte de una comunidad religiosa de fundación palermitana, el Instituto de los Sagrados Corazones de Jesús y de María. Después de pocos meses de noviciado le fue confiado el deber de maestra y el 12 de junio de 1875 Francisca Paula hacía su Profesión religiosa tomando el nombre de Hna. Carmela de Jesús.
Los casi 10 años de vida religiosa que pasó en el Instituto de los Sagrados Corazones pusieron los fundamentos para la práctica de los consejos evangélicos, pero no apagaron totalmente las aspiraciones de la Hna. Carmela que se sentía atraída por una vida contemplativa y apostólica.
Después de una madura reflexión y de acuerdo con su confesor, la Hna. Carmela dejó el Instituto de los Sagrados Corazones, era el 11 de mayo de 1884.
El 14 de septiembre de 1884, fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, funda entonces en Palermo la Congregación de las Hnas. del Sagrado Corazón del Verbo Encarnado. El arzobispo de Palermo, Cardenal Celesia dio la autorización al Pbro. Manuel Calì, confesor de la Hna. Carmela, de recibir ese día los votos religiosos simples.
Madre Carmela quiso dar una característica bien específica a su fundación: una vida de mayor contemplación. Decía la Sierva de Dios: “no dejemos de rezar y de rezar bien…. ya que la oración bien hecha es una dulce violencia para el Corazón de Dios”.
No obstante la fuerte vida de contemplación, en el instituto se desenvolvió inmediatamente la vida apostólica, Madre Carmela se prodigó en abrir escuelas para las niñas pobres y se hacía la catequesis el domingo, armonizando así la vida contemplativa con la apostólica, como Jesús le había pedido.
La actividad de Madre Carmela no conoció interrupción: ella hizo todo lo posible para que a las hermanas no les faltara nada y para que el Instituto pudiera obrar siempre mejor. Se ocupó además de hacer tener al Instituto la aprobación por parte de la Iglesia y éste fue declarado de derecho pontificio el 27 de enero de 1930, mientras que las Constituciones fueron aprobadas el 18 de febrero de 1941.
Madre Carmela entendió rápidamente el centro de la dimensión cristiana, es decir el misterio del Corazón del Verbo Encarnado y lo meditó durante toda su larga vida. De esta dimensión interior brota el dinamismo de una actividad a través del apostolado, la instrucción y la educación de los jóvenes para ayudarlos a descubrir, mediante el aporte de la cultura, lo que ella había descubierto y vivido.
Madre Carmela describe el fundamento de la espiritualidad suya y del Instituto afirmando que en ella a la base debe estar la “contemplación del amor misericordioso del Padre, revelado en el Corazón traspasado del Verbo Encarnado.
Esta contemplación tiene dos aspectos y Madre Carmela vive ambos: el estado victimal, es decir llegar a ser víctima en la Víctima, ofrecerse totalmente a sí mismo como Cristo se ofreció a sí mismo, y el amor redentor, es decir reparación de los pecados personales y de la humanidad.
Durante el último año de su vida, 1948, habiendo ya cumplido noventa años, tuvo una caída y Madre Carmela se fracturó ambos brazos. Ella tenía necesidad de la asistencia continua y los sufrimientos causados por la posición del cuerpo y los dolores eran muy atroces. Pero ella soportó todo esto con gran serenidad. En aquel año en Roma se propagó una epidemia muy fuerte y mortal y muchas jóvenes que hacían parte del Instituto del Sagrado Corazón del Verbo Encarnado cayeron en cama en graves condiciones. Madre Carmela entonces se ofreció al Señor en lugar de las jóvenes hermanas enfermas, pues consideraba que las religiosas enfermas eran el porvenir del Instituto.
Madre Carmela murió el 14 de diciembre de 1948 a las 19:45 hs en la casa general de la Calle Guattani en Roma. Desde 1973 sus restos descansan en la capilla de la misma casa.
Después del nulla osta de la Conferencia Episcopal Siciliana, el 8 de diciembre de 1990 se abrió el proceso diocesano hasta el 13 de abril de 1993. El edicto para la Causa Romana de Beatificación y Canonización fue emanado por el Vicariato de Roma el 13 de mayo de 1991. La Positio Super Virtutibus fue concluida y aprobada el 16 de julio del 2000. (Datos biográficos tomados del Libro: Zubiani – Arce, Nel Cuore del Verbo).