Trigésimo día:
“El Sagrado Corazón de Jesús, nuestro adorable Esposo”
Como última propuesta de reflexión para este mes, les ofrecemos un programa de vida que la Venerable escribe a una de sus hijas:
Aquí está Jesús, tu adorable Esposo, coronado de espinas, circundado de lirios. Tenlo siempre presente a tu mirada, míralo continuamente y ofrécele los lirios de tu amor y las espinas y las amarguras de tus dolores, de tus tribulaciones. Rézale intensamente, para que te estreche fuerte a su Corazón y haga de ti una sola cosa con Él. Repósate en sus brazos y reza por mí.
También a nosotros habla hoy Madre Carmela:
- El Esposo Jesús aún es coronado del dolor humano y por el amor de los seres amantes que lo estrechan a su corazón.
- Mirarlo, tenerlo siempre presente hará que cada cosa que vivamos: dolor o alegría, la ofrezcamos espontáneamente a Él.
- El vínculo con Jesús lo reforzaremos con nuestra continua e intensa oración.
Hoy me ofreceré al Sagrado Corazón de Jesús con mis dolores, mi amor y mis alegrías, se los presentaré como lirios y espinas que lo circundan y me unen más a Él.
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Vigésimo noveno día:
“El Sagrado Corazón de Jesús, fuente de amor increado”
En otros versos de la poesía de ayer, la Venerable expresa el amor del Corazón de Cristo:
Salve, oh Corazón dulcísimo y piadoso,
viva fuente de amor increado,
la herida de tu sagrado Costado
nos sea de guía en el áspero sendero.
Inflámanos con tu santo amor,
nos consume en el fuego bienaventurado,
nos eleve de todo el creado,
para gozarte sin velos en el cielo. (Escritos de la Fundadora, Vol. I, pág. 90)
Aquí está el fruto de la contemplación de Madre Carmela:
- El Corazón de Cristo es una fuente viva de amor no creado, sino divino, eterno, infinito.
- Este Corazón ha sido traspasado en la cruz y nos guía por los caminos de la vida.
- El amor infinito y santo del Corazón de Jesús nos eleva de la creación y un día lo gozaremos en el cielo.
Hoy pediré al Sagrado Corazón de Jesús que me inflame con su santo amor
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Vigésimo octavo día:
“El Sagrado Corazón de Jesús nos da una prenda de amor en la Eucaristía”
De las poesías de Madre Carmela podemos entrever no sólo su amor al Corazón de Cristo, sino también su fe en la Eucaristía:
ÉL vive en ese Pan sagrado,
donde muestra su ardiente amor,
invitando a los fieles a su Corazón
cual albergue de paz y de amor.
¡Oh redimidos miren ese Corazón
quebrantado por nuestra salvación,
lleno de amor y de grande ternura,
caro precio de nuestro perdón! (Escritos de la Fundadora, Vol. I, pág. 89)
Profundicemos un poco estos versos:
- Ella relaciona íntimamente el misterio del Corazón de Cristo con el Pan eucarístico, es más, es este último el que muestra el amor ardiente del Corazón de Jesús.
- Los fieles contemplando a la Eucaristía y por lo tanto al Corazón divino de Jesús, encuentran paz y amor.
- Podemos tener confianza de su perdón, porque Él nos ha redimido con su Corazón traspasado.
Hoy haré una visita al Santísimo Sacramento y le ofreceré un acto de fe, esperanza y amor.
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Vigésimo séptimo día:
“El Sagrado Corazón de Jesús, verdadero amante del alma”
Madre Carmela hoy nos hace entrar en las profundidades de su corazón:
Entonces sucedió que, por exceso de su inmensa bondad, me quiso dar todavía una prenda altísima y especial de su infinito amor hacia mí, vil y miserable creatura, que atrayéndome a Sí por fuerza de amor hasta la su altura divina, me atrajo, mostrándome en el exceso de su amor, mientras me abrazaba y me apretaba fuertemente a su Corazón, como esposa amantísima y fiel y exclusiva propiedad de su amor. (Escritos de la Fundadora, Vol. III, pág. 56).
De la experiencia particularmente sobrenatural de la Venerable, podemos todavía captar un mensaje para nosotros:
- Cuando Jesús encuentra un alma amante, se da todo a Sí mismo, con gracias y dones especiales.
- Siempre es Dios quien atrae a Sí, sólo quiere de nosotros la humildad, la fe y el amor para dejarlo obrar como Él quiere.
- Nuestro Dios ama de amor exclusivo y quiere ser amado del mismo modo, sólo Él debe reinar en nuestro corazón.
Hoy me ofreceré con todo mi ser al Sacratísimo Corazón de Jesús, haciendo la consagración a Él y reiterándole con fe y humildad, mi amor por Él.
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Vigésimo sexto día:
“El Sagrado Corazón de Jesús, reposo del alma”
Continuando el tema de ayer, hoy Madre Carmela aconseja lo que ella misma vivía:
Jesús tiene su alma en Sus manos. Por lo tanto se abandone totalmente en Él, con plena confianza y repose tranquilamente en ese Corazón. Esté seguro de todo, desprecie todo; no dé lugar a ninguna ocasión, todo le viene de Dios, porque quiere purificar y perfeccionar su espíritu y modelarlo según sus designios. Se abandone confiado en las manos de la Providencia. (Escritos de la Fundadora, Vol. III, p. 126-127)
La Venerable pareciera aconsejarnos a nosotros:
- Como el profeta Isaías, ella recuerda que Dios nos tiene en sus manos, por eso sólo debemos abandonarnos con plena confianza en su Corazón.
- Para caminar seguros según la voluntad de Dios, es necesario alejar toda ocasión de tentación o de caída.
- El Señor nos purifica y perfecciona a través de la prueba, justamente por este motivo, es bueno abandonarnos aún más en su Providencia.
Hoy haré la experiencia de abandonarme confiadamente en las manos de Dios, de modo que viva las situaciones con paz y serenidad aunque estuviera en el dolor.
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“El Sagrado Corazón de Jesús, sostén en las tribulaciones”
Madre Carmela, en pocos renglones, expresa toda su fe y amor al Sagrado Corazón de Jesús en los momentos difíciles:
El domingo pasado fue para mí un día demasiado amargo por las grandes tribulaciones sufridas, pero yo en el extremo de mi dolor, me abandoné totalmente en Jesús, en su adorable Voluntad; solamente a Él elevé mi corazón y mi mente, quedando toda dentro su Corazón divino, en un total abandono de mi espíritu en los brazos de la divina Omnipotencia. Haciendo así, mi espíritu ha quedado en una gran paz, tranquilidad y seguridad. (Escritos de la Fundadora, Vol. II, pág. 11)
La Venerable nos enseña a través de su actitud:
- En el extremo dolor sabe abandonarse totalmente en Jesús, en su Corazón divino, dejándolo obrar sólo a Él.
- El don del abandono total en el Corazón de Jesús es la paz, la tranquilidad y la seguridad.
Hoy verificaré cómo enfrento las tribulaciones y luego me abandonaré con fe y amor en el Corazón divino de Jesús, para que Él obre en mí lo que desee.
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Vigésimo cuarto día:
“El Sagrado Corazón de Jesús, ofendido por los pecados de los hombres”
Escuchemos lo que ha vivido Madre Carmela en el 1903:
Durante la oración continué con tantos sufrimientos morales y físicos que no tenía fuerza para nada. Fui a comulgar en este estado tan doloroso para mi espíritu. Apenas recibí esa Ostia santa y divina, Jesús se acercó a mí, con palabras de indecible amor me decía así: “Estoy obligado a venir otra vez a la tierra y sostener de corazón todas las penas y los dolores, hasta la ignominiosa muerte de cruz por medio de tu alma. Te negarías tú a aceptar este honor al que mi amor quisiera elevarte, eligiéndote como compañera inseparable de mis dolores? Entra un poco en los secretos más íntimos de mi Corazón. (Escritos de la Fundadora, Vol. II, pág. 233)
De este bellísimo testimonio podemos reflexionar:
- Es en la oración, sobre todo en la Eucaristía celebrada y recibida con verdadera devoción, que Madre Carmela tiene sus experiencias más íntimas y fuertes con el Señor.
- El Señor, cuando encuentra un corazón amante y disponible como el suyo, lo asocia a su pasión, para continuar la obra de redención por los pecados de la humanidad.
- ¿Rechazaríamos nosotros de ser compañeros de en los dolores de Cristo? O, como Madre Carmela, ¿nos ofreceremos generosamente para continuar la obra de redención?
Hoy, viviendo con todo el corazón mis momentos de oración, sobre todo la Santa Misa, me ofreceré generosamente al Señor para continuar en la Iglesia, la obra de redención que Cristo ha cumplido.
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Vigésimo tercer día:
“El Sagrado Corazón de Jesús y el misterio de la Encarnación”
Escuchemos un informe espiritual que la Venerable hace a su director:
Me mostró Corazón divino en el momento de su primera aparición en el mundo, es decir en el momento de su nacimiento en la tierra, y me decía así: “Hija dilecta de mi amor, entra en lo más secreto e íntimos penetrales de mi Corazón, allí con templa cómo en mi primera aparición en el mundo de las tinieblas interiores en las que había estado por nueve meses en el seno de mi purísima e inmaculada Madre, pasé a las tinieblas exteriores del pecado en el que estaba infectado todo el género humano. De aquí a mi dura muerte en cruz que cumplió la obra de la redención y de la salvación. (Escritos de la Fundadora, Vol. IV, pág. 137)
Aquí Madre Carmela nos ayuda a contemplar el misterio de la Encarnación desde otra perspectiva:
- Ella contempla el Sagrado Corazón de Jesús durante el tiempo de su gestación como un estado de tiniebla interior, en el que el Verbo Eterno e Infinito del Padre se ha encerrado.
- Contempla también su venida en la tierra como un contrasto entre la tiniebla del pecado que envolvía a la humanidad antes de la redención y su luz indecible que tenía como Verbo Encarnado.
- Su caminar en la tierra llega a su culmen en la cruz para la salvación de la humanidad.
Hoy yo también contemplaré el grande misterio de la encarnación del Verbo, los sentimientos de su Sagrado Corazón y la obra de la salvación que ha cumplido
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Vigésimo segundo día:
“El Sagrado Corazón de Jesús, sujeto de nuestro apostolado”
A una hija suya, Madre Carmela, escribe estas simples pero profundas palabras:
Aquí está tu Jesús, tu amor, tu todo. Entra en su Corazón Divino, escóndete dentro esa llaga divina, haz de todo para que muchas almas, por medio tuyo, lleguen a habitar allí para vivir sólo de Él, con Él, en todo tiempo de su vida. Reza por mí. (Escritos de la Fundadora, Vol. IV, pág. 181)
De estas sentidas palabras, podemos sacar para nuestra reflexión:
- Verdaderamente Jesús es el centro del corazón no sólo de Madre Carmela, sino de sus hijas también, ella quiere que todos lo amen como ella.
- En la medida que estaremos injertadas en su Divino Corazón, en su llaga divina, podremos ser reflejo de su amor para que muchos se abran a su gracia.
Hoy pediré la gracia de vivir sólo para Jesús, de morar en su Corazón Santísimo y de ser instrumento de su gracia para los que me rodean.
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Vigésimo día:
“El Sagrado Corazón de Jesús, sede de la justicia, la santidad y la misericordia divina”
Madre Carmela escribe a su confesor, ayudándole en un momento de prueba, e le manifiesta lo que el Señor le ha hecho sentir:
El Amante Señor me decía así (hablaba respecto a usted): “Para que él sea verdaderamente justo ante mí, como hijo queridísimo de mi Corazón, es necesario que sea purificado con la mirada de mi Justicia y Santidad, pero mi misericordia, mi benignidad, mi dulzura, mi amor infinito, templan mucho el rigor de mi divina Justicia. Mi mirada vigilante está orientada siempre a él, guía sus pasos, sostiene la vida, ilumina sus potencias, dirige sus sentimientos, santifica las tendencias de su corazón, frena sus movimientos y endereza su espíritu hacia el sendero de la eternidad. Él, cual siervo fiel, e hijo dulcísimo de mi Corazón, dirija la mirada de su corazón a mí, se abandone totalmente en las manos de mi divina caridad”. (Escritos de la Fundadora, Vol. I, pág. 233)
Estas palabras pueden ser dirigidas a nosotros hoy:
- Es necesario pasar por la prueba para que nos hagamos dignos de la justicia y santidad de Dios. Su justicia no pesa, sino que es el sumo bien en el Ser divino y estamos llamados a asemejarnos a Él.
- Siempre la justicia de Dios está acompañada por su misericordia, su benignidad, su dulzura y su amor infinito; por este motivo podemos vivir la prueba con más fuerza.
- El Corazón dulcísimo de Jesús nos amad con un amor personalizado, único, sigue y guía a cada uno de nosotros de modo que todos alcancemos la meta deseada, sólo debemos abandonarnos a Él.
Hoy trataré de individuar en las pruebas que vivo, la mano divina del Señor, que me sostiene y me transforma según los sentimientos de su Corazón.
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Décimo noveno día:
“El Sagrado Corazón de Jesús, refugio seguro en la desolación”
Aquí hay una página de Madre Carmela, donde emerge su pequeñez y la grandeza de su fe y su amor:
El amor de Jesús sea nuestro alimento sobrenatural que nos alimente y nutra cotidianamente, y todos nuestros pensamientos, palabras y acciones sean intintos y empapados por su preciosísimo amor.
En estos tiempos no se imagina cuánta necesidad experimento de ser aconsejada, dirigida, reconfortada; siento una necesidad tan fuerte que seguido derramo también alguna lágrima a los pies de Jesús, confiándome totalmente en Él y abandonándome completamente en los brazos de su amorosa Providencia, con la plena confianza que Él mismo vendrá a socorrer mi pobre alma, cuando la voz de mi dolor, sofocada por gemidos y suspiros, se hará sensible a su Corazón. Crea también, oh Padre mío, que mientras por un lado, Jesús está conmigo con las inefables finezas de sua amor, con sus dulzuras, con sus favores, con sus gracias divinas, por otro lado no faltan nunca las más terribles tribulaciones. (Escritos de la Fundadora, Vol. I, pág. 265)
De la experiencia de la sierva de Dios podemos recoger la enseñanza para nosotros:
- También Madre Carmela experimenta, a veces muy fuerte, la desolación del alma y tiene necesidad de un sostén aun humano, de la palabra de su confesor..
- En esos momentos, en vez de desanimarse o perder la calma, ella recurre al Señor, porque sabe que tocará el Corazón de Jesús.
- A veces se experimentan momentos de gracia, acompañados por dolores morales o de otro tipo, pero lo importante es vivirlos como Madre Carmela, en la paz y el abandono total en el Corazón de Jesús.
Hoy pediré de saber vivir la prueba con fe y amor como Madre Carmela, y de poder gustar los consuelos divinos con espíritu de gratitud.
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Décimo octavo día:
“El Sagrado Corazón de Jesús está siempre con nosotros”
La Venerable Madre Carmela sabe animar, con fe, en los momentos de dificultad:
Jesús está con usted, por lo tanto descanse tranquilamente en su Corazón divino, con plena y absoluta confianza, duerma en sus paternos brazos, seguro que en los brazos de Jesús tan amante, su alma comenzará con certeza y pasos firmes a caminar por esa senda que lo conducirá directamente al bienaventurado lugar que no tendrá fin nunca. (Escritos de la Fundadora, Vol. IV, págs. 70-71)
Estas palabras pueden ser dirigidas hoy a nosotros:
- Madre Carmela habla con total confianza y plena certeza de esta verdad, por eso anima todavía hoy a hacer como ella hacía.
- A veces nos falta fe para creer realmente que Jesús está con nosotros, ¡Siempre! Probemos en descansar en su Corazón divino en cada momento de la jornada.
- El abandono total y confiado en el Corazón de Jesús nos hará caminar seguros hacia la vida eterna.
Hoy me confrontaré sobre mi fe y confianza que tengo en Dios, luego me abandonaré con todo mi ser en el Corazón divino de Jesús.
Décimo séptimo día:
“El Sagrado Corazón de Jesús quita todo temor”
Escuchemos, hoy, lo que escribe Madre Carmela a su confesor acerca de una experiencia vivida en la oración:
Hoy en la oración Jesús mostrándoseme todo dulzura y amor, me ha dicho: “Dulcísima hija de mi Corazón, ¿qué cosa temes? ¿No ha sido versada toda mi sangre como precio de tu perdón?” Y diciéndome esto salpicaba con esa sangre divina, que salía abundante de su costado abierto, agregando estas palabras: “Esta sangre divina mía te sea prenda de eterna salvación, de amor infinito, de perpetua predilección”. (Escritos de la Fundadora, Vol. IV, pág. 53)
De estas palabras, podemos sacar para nuestro provecho:
- Todo temor desaparece a la presencia del Corazón de Jesús que conforta y sana con su sangre, la cual es precio de nuestro perdón.
- Es la sangre del costado abierto de Jesús que se convierte en prenda de segura redención para nosotros, de amor infinito y de perpetua predilección, porque ha sido esparcida sólo por amor en la cruz, por nosotros.
Hoy me detendré a meditar y contemplar el valor redentor de la sangre del costado de Cristo.
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Décimo sexto día:
“El Sagrado Corazón de Jesús, lleno de amor en la Eucaristía”
Una vez más les presentamos un informe de Madre Carmela a su director espiritual, en el que le manifiesta su unión con Jesús a través de la Eucaristía.
Por lo tanto Él, tomó mi corazón y lo unió al suyo en modo de formar de los dos uno solo, y así transformado, o mejor dicho divinizado, lo ponía nuevamente dentro de mi pecho diciéndome: “La potencia de mi amor atrae a sí tu corazón y lo une todo, lo transforma en mí mismo Corazón, en modo de formar uno solo, una sola cosa, para vivir solamente de mi misma vida, de mí mismo Corazón, de mí mismo amor. Viniendo yo en ti en la Santa Comunión, tú vienes a Mí, y esto por potencia de mi amor, el cual, uniéndome a ti al alimentarte de mis mismas carnes divinas, hace que seas una misma y sola cosa conmigo, te une, te ensimisma, te transforma, te abisma toda en mí, en mí mismo Ser divino”. (Escritos de la Fundadora, Vol. I, pág. 257-258)
Reflexionemos juntos sobre este texto:
- Otra vez notamos que es en la Eucaristía, mientras hace la comunión, que Madre Carmela tiene una experiencia fuerte con el Corazón de Jesús.
- Esta experiencia se manifiesta en la unión íntima de los corazones de Jesús y de Madre Carmela, al punto que ella siente su mismo amor.
- Al alimentarse de su santa Carne, la Sierva de Dios, se ensimisma, se transforma, se abisma en el mismo Ser Divino.
Hoy pediré al Señor la gracia de vivir el momento de la Santa Comunión como una ocasión especial para experimentar la unión del corazón con el Corazón Divino de Jesús.
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Décimo quinto día:
“El Sagrado Corazón de Jesús, a quien se recurre en la prueba”
Hoy les ofrecemos una carta de la Venerable a una hija suya en crisis:La bendición del Señor y su paz divina desciendan abundantemente en tu alma y le den nuevamente la calma, la tranquilidad, llenándola de santo y divino amor.
He leído tu cartita y quedo completamente al tanto de todo lo que me dices, quédate tranquila de todo, descansa humildemente en la santa obediencia y bajo la mirada de Dios, es más, en su Corazón divino y no temas nada.
Yo vigilo y rezo continuamente por tus necesidades respecto a tu alma, a tus perplejidades, timores, dudas y en general sobre todas tus necesidades, mándalo todo a mí y di con fe al Señor: “Dios mío, sólo quiero tu Voluntad”. Y allí descansa tranquila, sin preocuparte por nada. (Escritos de la Fundadora, Vol. III, pág.233).
¿Qué nos puede decir esta carta de Madre Carmela hoy?
- En los momentos de desánimo, perplejidad, prueba, el mejor modo de resistir es ser sinceros con quien ya está más adelante en el camino espiritual, para que nos ayude a ver con más claridad y objetividad. ¡Nunca nos cerremos y queramos resolver las cosas solos!
- La Madre se ocupa de corazón de esta hermana en crisis y le asegura su oración, su cercanía, es más, pide a la hermana de dejar todo en sus manos, es decir que se hace cargo totalmente de la crisis de la hermana.
- Sabe orientar a la hermana hacia Dios, es más, a su Corazón, para que allí encuentre paz y fuerza en su Voluntad.
Hoy verificaré cómo vivo mis pruebas: ¿en la humildad de quien se confía y se entrega o en la soledad que no quiere pedir ayuda? Y también: ¿Cuando ayudo a los otros, me encargo de corazón de sus inquietudes como Madre Carmela?
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Décimo tercer día:
“El Sagrado Corazón de Jesús, océano inmenso de amor y dulzura”
La acción de Dios durante la oración, en Madre Carmela, es potentemente eficaz:
En el mismo momento en que me sentí atraer tan vehemente hacia Dios, entendí estas palabras: “Hija mía querida, abandónate libremente en los brazos de mi Providencia, sumérgete y reposa en el océano infinito de mi Corazón, allí serás revestida de nueva gracia y virtud, que te harán cada vez más conforme a mí, tu modelo y único fin”. Al sentir pronunciar estas palabras mi corazón abundó plenamente de dulzura y de amor de manera extraordinaria. (Escritos de la Fundadora, Vol. I, pág. 132)
Aquí está el fruto de la oración de Madre Carmela, que ahora podemos hacer nuestro:
- La Sierva de Dios siente una atracción tan fuerte hacia Dios que no puede quedar indiferente, se deja transportar por la acción divina.
- Ella siente que el Señor le ofrece aquello que más deseamos mientras vamos por nuestro camino en la tierra: estar abandonados en los brazos e Dios, descansando en el inmenso océano de su Corazón.
- La acción de Dios nos da un profundo amor y dulzura extraordinarios.
Hoy, en la oración, trataré de dejar obrar totalmente al Señor para que me atraiga a Sí y yo pueda descansar en el océano inmenso de su Corazón.
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Duodécimo día:
“El Sagrado Corazón de Jesús, único objeto de nuestro amor”
La Venerable Madre Carmela, nos comparte algo muy personal que puede ayudarnos en nuestras jornadas:
Hoy, hacia las cuatro p.m. estaba sentada, con la mente y el corazón orientados siempre al único objeto de todo mi amor, ofreciendo a Él todas mis penas, mis sufrimientos, mi vida, mi voluntad, en una palabra toda mí misma, implorando al mismo tiempo a su Corazón, todas aquellas gracias que se requieren para hacer de mí Su perfecta amante, una víctima digna de amor, en fin, una copia perfectísima de este Divino Modelo. (Escritos de la Fundadora, Vol. II, pág. 79)
Reflexionemos juntos:
- Aun durante la jornada, so sólo cuando reza, Madre Carmela dirige su corazón al único objeto de su amor: el Corazón del Verbo Encarnado.
- Su obrar se convierte en un continuo ofrecimiento de sí misma, pidiendo también las gracias para ser una perfecta amante, una víctima digna de amor y una copia fiel de Jesús.
- En el ofrecimiento, Madre Carmela dona todo, no sólo las cosas bellas, sino también sus penas y sufrimientos, es decir, no se deja nada para sí, ya todo pertenece a Él.
Hoy pediré la gracia de tener como único objeto de mi amor el Sagrado Corazón del Verbo Encarnado, es decir sólo Jesús y de ofrecerme con generosidad para ser una copia fiel de Él que se ofreció al Padre por nosotros.
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Undécimo día:
“El Sagrado Corazón de Jesús dona su Corazón a Madre Carmela”
En un arrebato de amor total, Madre Carmela Prestigiacomo relata a su confesor una experiencia espiritual muy fuerte:
Yo me siento toda renovada en el espíritu, siento de ser totalmente de Jesús, de vivir sólo para Él y con Él; sólo su amor reina en mis sentimientos, sólo su honor, su gloria es mi interés. Cuando me daba este nuevo corazón el amable Jesús me decía así: “Te doy un corazón similar al mío, es más, mi mismo corazón; con este corazón tú me amarás, con este corazón tú vivirás una vida de amor; te he elegido como compañera de mis dolores, de ahora en adelante te asociaré a mis penas, a mis angustias, a mis tristezas que continuamente sufro en el Sacramento de mi Amor, donde soy por la mayor parte de los hombres olvidado, ultrajado, despreciado. Compartiré contigo todas estas penas mías y tú aliviarás con tu amor mi desolado Corazón y repararás lo que no reconocen los demás”. (Escritos de la Fundadora, Vol. III, págs. 48-49)
Tratemos de entender juntos el sentido de estas palabras:
- Madre Carmela inicia declarando su estado espiritual y psicológico: ella vive sólo para Jesús y con Jesús, su gloria es su único interés; es decir que ha llegado a olvidarse de sí misma para dar espacio sólo a Dios. Esto nos hace recordar lo que decía San Pablo: “no soy yo quien vive, sino que es Cristo quien vive en mí”.
- El estado en que vive la Sierva de Dios es posible gracias a que el Señor le ha donado un nuevo corazón, es más, su mismo corazón, aquí está la grandeza de Dios que se baja hasta las creaturas y nos transforma en él.
- La unión de los corazones llevará a Madre Carmela a ser compañera también en el sufrimiento, no porque Jesucristo pueda sufrir todavía, sino que, en el sentido paulino, ella completa en su cuerpo lo que falta de los sufrimientos de Cristo, por los pecados de los hombres, sobre todo en el Sacramento de la Eucaristía.
Hoy pediré al Señor de darme un corazón similar al suyo, para no vivir más para nosotros mismos, sino sólo para Él y así tener el coraje de estar pronto para reparar todas las ofensas que sufre, especialmente en el Sacramento del Amor.
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Décimo día:
“El Sagrado Corazón de Jesús, único fin del alma”
La Venerable Madre Carmela escribe a una hija espiritual animándola y mostrándole el Corazón de Cristo como único fin de su vida:
Ten siempre fija la mirada en Dios y obra según su beneplácito divino. Mantente siempre estrechada a Jesús y Él será tu consolador, tu amigo fiel, tu consejero, tu divino amante, tu todo, tu vida.
Ánimo y adelante, siempre adelante, sin volverte nunca atrás. Sigue a Jesús con la cruz en la espalda, ámalo mucho y en su amor encontrarás la fuerza para cualquier sacrificio.
Te bendigo y te dejo dentro de aquel Corazón Divino. (Escritos de la Fundadora, Vol. I, pág. 14)
Esta carta nos sirve hoy todavía:
- La fe me debe llevar a tener como único fin en mi vida a Dios solamente, y a obrar sólo para complacerle.
- Manteniéndonos unidos a Él, Él será todo para nosotros: nuestro consolador, nuestro amigo fiel, nuestro consejero, nuestro amante divino.
- La unión con Jesús nos debe llevar a mirar siempre hacia el futuro, sin volver la mirada atrás, o lo que es peor: sin volver atrás nunca. Lograremos mantenernos siempre fieles sólo en su amor y unidos a su cruz.
Hoy me ofreceré con todo el corazón a Jesús para que sea él el único centro y fin de mi vida y le pediré de donarme las gracias necesarias para mantenerme siempre fiel a Él.
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Noveno día:
“El Sagrado Corazón de Jesús, un jardín de gracias para sus elegidos”
La Venerable Madre Carmela recibió un mensaje del Señor en el que Él le revela los secretos de su Corazón y su relación con sus elegidos:
En este punto Jesús, todo amable y lleno de bondad, me decía: “Hija dulcísima, ya que te he mostrado cómo mi Corazón sea el jardín lleno de delicia de mis elegidos, que todavía peregrinan, lo tengo siempre a su disposición, podrán deliciarse allí continuamente con pleno gozo de su espíritu, para mi honor y gloria, y satisfacción de mi Adorable Corazón. El amor es esa llave misteriosa que abre el rico portón de este místico jardín, el amor es esa llave misteriosa que abre los más secretos escondrijos de mi Corazón, e allí introduce las almas que me aman para tratar conmigo con la mayor confianza sobre los intereses de la gloria de mi divino Padre y deleitarse y gozar las más dulces delicias de mi amor, y vivir en un Paraíso de delicias y de dulzuras y llevarlas a participar de los secretos más íntimos de mi Corazón. (Escritos de la Fundadora, Vol. I, pág. 223)
Ante estas ardientes palabras que Madre Carmela recibe, podemos reflexionar:
- El Corazón de Jesús está siempre a nuestra disposición mientras caminamos en la tierra, para descansar en Él como en un bellísimo jardín.
- Daremos más honor y gloria al Corazón de Jesús en la medida que aceptaremos sus gracias, esto donará a nosotros un gran gozo espiritual.
- Es el amor la única llave que abre la puerta de la relación más íntima con Dios y para entender sus misterios.
- Estando unidos al Sagrado Corazón de Jesús, gozaremos de la bienaventuranza ya en la tierra.
Hoy, en mi oración, contemplaré el Corazón divino de Jesús cual jardín de abundantes gracias para mí, que soy todavía peregrino en la tierra, y pediré la gracia de tener un amor grande como el suyo.
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Octavo día:
“El Sagrado Corazón de Jesús dona su gracia a quien se da a Él con generosidad”
Madre Carmela Prestigiacomo en la Santa Comunión, vive una fuerte experiencia de Dios y de sí misma, esto la lleva a elevar a Dios su oración:
Hoy, al comulgar, concebí más que otras veces, sentimientos de humildad, vi con más claridad mi nada, mi miseria, mi falta de correspondencia, mis defectos, mis imperfecciones, me humillé profundamente ante Dios y con el corazón traspasado por el dolor dije al Amoroso Jesús: “¿Cómo, Jesús mío, te bajas tanto para venir a mí, que soy tan abominable a tus ojos? Y no sólo te donas totalmente a mí como alimento y bebida, sino que todavía me das todos tus favores, tus dones, tus gracias, tu amor, ¿a mí que soy la creatura más vil e ingrata a tus beneficios, a tus gracias? Y Jesús, a su vez, toda bondad y misericordia me respondió así: “Tú te has dado toda a mí sin reservas, y yo de mi parte me he hecho todo tuyo con mis dones, con mis gracias, con mis carismas. Vive de mí mismo y propaga mi amor”. (Escritos de la Fundadora, Vol. I, pág. 139)
Reflexionemos con Madre Carmela:
- En la Santa Comunión no sólo contemplamos la grandeza misericordiosa de Dios, sino también nuestra verdad más profunda, nuestro nada frente a su grande misterio.
- El Señor no sólo se da todo a nosotros en la Eucaristía, lo hace también con sus dones y favores. ¡Cómo no reconocer su divina providencia en esto!
- Jesús, que es toda bondad y misericordia, acepta con agrado nuestro ofrecimiento generoso y nos pide todavía de propagar su amor y de continuar a vivir de Él.
Hoy en la oración recordaré todos los dones y favores que el Señor continuamente me da y me ofreceré generosamente a Él, a fin de que el reino de su divino amor se establezca en todo el mundo.
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Séptimo día:
“El Sagrado Corazón de Jesús, sede de nuestro perpetuo amor”
La Venerable Madre Carmela Prestigiacomo ha sido una verdader amadre espiritual para sus hijas, las hermanas confiadas a ella. En una carta dirigida a una de ellas, escribe entre otras cosas:
En lo que concierne todo lo demás, abandónate totalmente en Jesús, en su santo amor, vive según los mandatos de este amor divino, adorna tu alma de las santas virtudes y trata de alcanzar aquella santidad a la que Jesús te ha llamado. Sea este tu estudio continuo: dar el gusto a Jesús y vivir de su Voluntad, teniendo como único deseo el cumplir día a día su Voluntad… Concluyo exhortándote a que estés completamente tranquila y tengas un quieto reposo, dulce y suave en la Voluntad de Dios. Seguido te bendigo como deseas y rezo por ti, reza también tú por mí, mientras que bendiciéndote de corazón te abrazo en el Corazón Santísimo de Jesús. (Escritos de la fundadora, Vol. IV, págs. 92-93)
Tomando las palabras de Madre Carmela, hoy podemos reflexionar así:
- No hay mejor manera de orientar la propia vida como vivir según los dictámenes del amor divino, es decir en la Voluntad de Dios.
- La Voluntad de Dios es llegar a ese estado de santidad al que nos ha llamado, no como victoria propia, sino como asimilación al Corazón de Jesús.
- La santidad se va forjando dando el gusto a Jesús, viviendo en su voluntad y con las santas virtudes.
- No nos inquietemos por nada que pueda disturbarnos, sino en la quietud del espíritu, reposemos continuamente en el corazón de nuestro amado Dios.
Hoy trataremos de hacer un acto de profundo amor hacia el Corazón Sacratísimo de Jesús, abriéndonos a su amor y dejándonos amar por Él.
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Sexto día:
“El Sagrado Corazón de Jesús nos empuja a inmolarnos como Él”
Madre Carmela no deja nunca de animar y orientar aún a quien la ayuda en su camino espiritual, y sus palabras parecen muy actuales también hoy para todo consagrado:
Recuerde que el voto de obediencia jurado ante Dios no ha sido otra cosa que el ara de amor y de dolor en el que será inmolado continuamente su espíritu en el fuego de la tribulación, como víctima destinada a dar a Dios aquella alabanza que le compete en reparación de tantos ofensas que recibe por la mayor parte de los hombres, especialmente por las almas consagradas a Él. Con toda generosidad y amor, se apoye en la cruz, se pegue a ella pues la cruz o unirá, lo estrechará fuertemente, íntimamente a Dios y lo hará vivir de su misma vida. La cruz será el lecho de su reposo, la vida de su espíritu, el punto de unión entre Dios y su alma … Se mantenga firme y contento donde Dios lo ha llamado, Dios mismo sabrá guiar su alma por estos senderos ásperos y difíciles, en el que ha dispuesto que camine y abanze para llegar a esa meta que ha establecido en su eterno consejo. (Escritos de la Fundadora, Vol. III, pág. 134)
Estas palabras se hacen vida en nosotros:
- Debemos recordar siempre que el voto de obediencia va unido a la inmolación de nosotros mismos en el fuego de la tribulación, es decir, de la prueba.
- Siguiendo el ejemplo de Jesús, seamos víctimas que demos alabanza a Dios con nuetra vida y reparemos los pecados de la humanidad, sobre todo de los consagrados que viven lejos de Dios y en el pecado.
- El único modo de vivir nuestro estado victimal con Jesús Víctima, es el de apegarnos fuertemente a su Cruz, porque gracias a la muerte redentora de Jesús, esa se ha convertido en el punto de unión entre Dios y nosotros.
- Nuestra paz y serenidad las viviremos sólo allí donde Dios, y la obediencia, nos han llevado, aún a costo del sufrimiento, pero estando firmes en nuestro puesto estaremos seguros que caminamos hacia la meta eterna.
Hoy retomaré este escrito de la Sierva de Dios y, en la oración personal, verificaré mi voto de obediencia y haré yo también, mi acto de oblasión al Dios del amor en reparasión de los pecados de todos los hombres, especialmente de los consagrados.
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Quinto día: Primer Viernes del Mes
“El Sagrado Corazón de Jesús ama al que es humilde, reza y confía en Él”
La Sierva de Dios anima a quien está en la prueba y le da los instrumentos para poder hacer frente al mal, y así descansar sólo en los brazos de Jesús:
No se deje llevar absolutamente por todos estos temores y tentaciones que viene a disturbar su espíritu; es más, desprescie todo y descanse tranquilamente en los brazos de Jesús. De todo le tranquilizo totalmente en nombre de Dios. Es el momento de la batalla interna y externa: sus armas sean la humildad, la oración y la confianza en Dios. Con estas armas los enemigos serán vencidos, como lo han sido ya tantas veces. Jesús lo asiste y lo asistirá de manera especial, me lo ha prometido. (Escritos de la Fundadora, Vol. III, pág.135)
De las palabras que Madre Carmela escribe a su confesor, podemos traer provecho para nuestra vida espiritual:
- El mejor modo para alejar todo temor y tentación es lanzarse a los brazos de Jesús, en su Corazón dulcísimo encontraremos la fuerza para todo.
- ¡En nuestra lucha espiritual, física o moral, nuestras armas son nada más y nada menos que la humildad, la oración y la confianza en Dios!
- Jesús ha prometido que estará con nosotros todos los días hasta el fin del mundo, por lo tanto: ¿qué hay que temer? Él nos asiste y nos asistirá en todo momento, especialmente cuando estemos en la prueba.
Hoy estamos llamados a mirar con más confianza nuestra lucha cotidiana, haciendo un acto di abandono sincero en el Señor, pidiendole a Él el don de la humildad y la oración para resistir en toda tentación y temor.
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Cuarto día:
“El Sagrado Corazón de Jesús, rocío fecundo de vida nueva”
Durante la novena de Pentecostés, la Sierva de Dios, Madre Carmela, tuvo una visión que refiere a su padre espiritual, en la que contemplaba la acción totalmente fecunda del Corazón de Cristo:
Otro día de la novena Jesús me mostró su Corazón cual cielo limpísimo de eterna vida, donde resplandecían incontables estrellas, que eran las almas de los bienaventurados, y de aquel cielo purísimo vi partir una nubecilla blanquísima y transparente que llegaba en medio del aire, se evaporaba en fresquísimo y brillante rocío y caía toda en mi alma y en muchas almas queridas por Él, dejando sobre aquellas almas como gotas de agua congelada, tal como suele hacer el rocío sobre la tierra y las plantas. (Escritos de la Fundadora, Vol. I, pág. 117)
Reflexionemos juntos:
- La imagen que usa Madre Carmela sobre el Corazón de Cristo como cielo limpísimo, hace abrir el horizonte y contemplar la grandeza de Dios, y gozar porque en aquel Corazón están todas las almas redimidas, como estrellas brillantes en el cielo.
- Esa nubecilla, como la acción del Espíritu Santo, desciende como rocío que da vida a la tierra.
- Las personas que reciben la gracia del Espíritu por medio del Corazón de Jesús, son como la naturaleza que recibe el rocío matutino y se renueva continuamente.
Hoy gustaré y bendeciré la acción recreadora de Dios en la naturaleza y en las creaturas y pediré la gracia de dejarme “empapar” por su gracia.
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Tercer día:
“El Sagrado Corazón de Jesús, alivio en nuestros sufrimientos”
La sierva de Dios, Madre Carmela, es sensibile al sufrimiento interior de su Padre spiritual, y rezando por él, recibe la confirmación que el Señor no lo deja nunca solo en sus dolores:
Luego en la Santa Comunión y rezando de nuevo por la P.V. (usted) Jesús, tan bueno, me lo mostraba de nuevo en el momento que la tomaba de la mano y la acercaba a su Divino Corazón y me decía: “Yo soy su alivio, su conforto, su fuerza, su vida”. Y al acercarlo a Sí, lo introducía totalmente en su Corazón diciéndole: “Aquí es el lugar de tu descanso en el tiempo y en la eternidad” (Escritos de la Fundadora, Vol. II, pág. 4).
De las palabras a P. Nardelli, podamos reflexionar para nosotros mismos:
- Es en la Santa Comunión que el Señor nos escucha y se manifiesta cada vez que lo recibimos con verdadero espíritu de fe, esperanza y profundo amor.
- Nuestra oración no puede quedarse sólo en el ámbito personal, tiene que ampliarse a las necesidades de nuestros hermanos, del mundo entero.
- También nosotros en el dolor, la tribulación, el cansancio, la depresión… tenemos la certeza que Jesús nos lleva de la mano y nos acerca a su Corazón amoroso para darnos nuevas fuerzas.
- ¡Creamos firmemente que en el Corazón de Jesús encontramos nuestro descanso ahora y siempre!
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Segundo Día:
“El Sagrado Corazón de Jesus nos da nueva fuerza con su amor”
Leamos lo que hoy nos dice la Sierva de Dios, e un informe a su P. Espiritual, del 13 de agosto de 1901, en la que le relata cómo el Señor en la oración le ha concedido la gracia de la consolación espiritual, física y moral:
Hoy en la oración, y mejor dicho en el momento en que me preparavo para recibir a Jesús Sacramentado, me sentivo muy cansada y abatida por el gran sufrimiento físico y moral tenido hasta entonces. Con toda sensillez y total abandono en la adorable Voluntad Divina, dije más con el corazón que con los labios: “Jesús, estoy cansada, si Tú no vienes en auxilio de tu humilde sierva, quedará aplastada bajo el duro peso de la Cruz”.
Jesús, entonces, tuvo piedad de mi debilidad y acercándose, o mejor dicho, inclinándose hasta mí, me abrazó, me apretó a su Corazón, haciéndome descansar tanto mientras apoyaba mi cabeza a su Adorable pecho. Este descanso me dio nueva vida, nuevas fuerzas, nuevo vigor, nuevo espíritu. (Escritos de la Fundadora Vol. II, págs. 81-82)
A la luz de lo que Madre Carmela escribe, podemos reflexionar:
- Ella, como toda persona, siente el peso y el cansancio que a veces impiden de rezar bien, y de estar con todo el propio ser delante del Señor.
- Ella no se desanima por este motivo, sino que pide ayuda al Corazón Divino de Jesús, para renovar su vigor en el cuerpo y el espíritu.
- Su oración es simple y espontánea, el Señor viene al encuentro de sus necesidades con más gracias de las que ella le había pedido.
- Es en la contemplación que Jesús le hace sentir esta cercanía tan íntima a su Corazón Santísimo.
Pidamos, en esta jornada, de saber recurrir siempre al Señor y de acoger el don de su amor misericordioso, que se manifiesta a nosotros de manera aún más distinta de lo que queremos o imaginamos.
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Primer Día:
“El Sagrado Corazón de Jesús nos empuja a amarlo como Él nos ama”
En una carta suya del 21/10/1900, la Sierva dei Dios Madre Carmela Prestigiacomo, escribe a suo padre spiritual con fervientes palabras. De ella aprendemos la fuerza de su corazón, su amor y la manera como recurre a Jesús Sacramentado para encontrar allí toda la fuerza, aquí está el texto:
Padre mío, me ayudi, por caridad, a amar a mi Dios; siento tanta necesidad de amarlo con todo mi ser, pero no sé amarlo. Veo que Dios no es amado y siento más necesidad de amarlo yo por todos, pero no sé cómo hacerlo como tendría que ser realmente, y lloro y gimo a los pies del Tabernáculo; siento también la necesidad de sufrir todo por Él, que ha sufrido tanto por mí y por todos; en fin, siento grande esta necesidad, de anar y de sufrir cualquier tormento, cualquier cosa por Jesús, por su amor solamente, para que todos lo amen, lo honoren, lo glorifiquen, en una palabra, para que sea renovado todo el género humano. (Escritos de la Fundadora, Vol. I, p. 184)
De este párrafo saltan algunas pautas que nos pueden ayudar para reflexionar:
- Madre Carmela movida de amor por Dios, pide ayuda a quien la puede orientar mejor para vivir una experiencia más íntima con su Señor.
- El constatar de que Dios no es amado, la mueve a querer amarlo por todos, es un amor generoso, oblativo, no centrado en sí misma.
- El amor está acompañado por el sufrir, porque el Sagrado Corazón de Jesús ha sufrido para demostrar que su amor arriva hasta el extremo, a una muerte de Cruz.
- El amor empuja a desear la renovación de toda la humanidad, y ella se ofrece para este fin.
Pidamos en esta jornada la gracia de ofrecernos generosamente al Corazón Santísimo de Jesús, para que Él nos renueve y nos dé la fuerza de amar y sufrir como Él y Madre Carmela.