Queridos hermanos y hermanas en Cristo.
Me dirijo a ustedes, sobre todo en estos tiempos difíciles, para meditar y rezar siguiendo la enseñanza de la Venerable Sierva de Dios Madre Carmela Prestigiacomo, Fundadora de las Hermanas del Sagrado Corazón del Verbo Encarnado.
Una parada en el duro camino, lleno de sufrimiento y llanto pero rico de solidaridad y esperanza llena de coraje de quien vive animado por el Amor. Estamos todos al corriente que vivimos días que quedarán en nuestras mentes y, no obstante las dificultades, con gran alegría celebramos la Santa Pascua. Seguramente más que antes esta celebración misma ha sido en un modo muy distinto, con rasgos de profunda humanidad. Continuemos pues a dirigir nuestra mirada al cielo, fortificados por la gracia, y recemos en silencio pidiendo una vez más a Dios misericordia y consolación.
Nosotras, Hijas espirituales de la Venerable Madre Carmela, queremos llevar la luz de la esperanza que emana de la contemplación del Verbo de Dios humanado, encarnado sólo por amor. Misterio de la Encarnación que se transforma en amor oblativo y se inserta en el Misterio de la Redención en espíritu de reparación, para llevar a todos los hombres la Palabra de Dios y consolar a los hermanos y las hermanas sus sufrimientos con la asidua oración de intersección que es la primera caridad
Les invito a permanecer firmes en la fe y juntos caminar con Cristo Resucitado, atesorando en la mente y en el corazón su gloriosa Resurrección ¡Aleluya!
¡Felices Pascuas, Aleluya!
muy devota, Hna. Alba D. Arce