Jesús me unía totalmente a Sí
y me estrechaba fuertemente
a su Corazón,
poniéndome distendida
en forma de cruz sobre Él,
en modo que yo sentía repercutir
en el mío los latidos de su Corazón divino
y respiraba de su misma vida.
(Venerable Madre Carmela Prestigiacomo)