Pensamiento del día 22 de mayo de 2020
En el 1885 y precisamente la noche que precede
a la fiesta de la maternidad de María,
estando, como de costumbre en oración,
y contemplando la grandeza a la cual fue sublimada
la Santísima Virgen al haber sido elegida como Madre de Dios,
gozaba mucho al mirar la altísima dignidad
a la cual fue elevada por Dios.
(Venerable Madre Carmela Prestigiacomo)