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Quinto Domingo de Pascua – A –

mayo 13th, 2017 Posted in Lectio Divina del Domingo

jesuspadreAntes de iniciar me pongo a la presencia del Señor, pidiendo el don de su Espíritu Santo, para que pueda rezar la Palabra guiado/a por Él, dócil, como María, atenta y disponible a dejarme transformar como el Señor quiera…

Lectio:

Leo el Evangelio de este domingo, lo leo nuevamente y escruto cada palabra, verbo, me detengo ante los personajes que aparecen. En esta lectura espiritual de la Palabra, en la que uso mi intelecto, no me apuro, dejo que mi ser interiorice la Palabra…

Hoy estoy invitado/a a rezar con el Evangelio de Jn 14,1-12, un texto exquisito por su ternura, su valor teológico y su fuerza reveladora. Pero gustemos el texto paso a paso, por lo tanto, lo leo atentamente como si no lo hubiera leído nunca. Ya en una primera lectura he percibido algunas pautas, pero sin correr, leo una vez más la Palabra, esta vez prestando atención a los personajes: Jesús se encuentra con sus discípulos, de la manera en que habla seguramente era el grupo más estrecho de ellos, pero son dos los que resaltan porque intervienen en el diálogo con Jesús: Tomás, que ya hemos conocido en el relato del segundo domingo de pascua y Felipe. Lo que dicen los dos deja entrever un tipo de relación fraterna con el Señor, pero también la dificultad del momento, sus preguntas evidencian que no están entendiendo nada o casi nada de los que Jesús les dice. De hecho a Felipe casi le llama la atención por no haber sido capaz de captar lo evidente después de tanto tiempo de estar con Él.

¡Tenemos que acoger las palabras de Jesús en cada una de sus frases! En ellas hay una revelación que el evangelista ha puesto aquí componiendo este diálogo, durante el llamado “discurso de adiós” de Jesús, antes de su pasión. Jesús inicia diciendo: “No se turbe su corazón”, estas palabras demuestran preocupación y conocimiento profundo del Señor en relación con sus discípulos. Se habla de un estado de ánimo particular, el verbo griego es paràsso, que en otras ocasiones lo ha usado Jesús con sus discípulos cuando han sido protagonistas de un prodigio y ellos han quedado consternados (Mc 6,50; Lc 24,38,) o para sí mismo (Jn 11,33). Pero el texto que nos puede ayudar a entender mejor la intensidad de este verbo está algunos versículos antes de nuestro relato, cuando Jesús se conmueve y se turba durante la última cena al declarar que Judas lo habría traicionado. El hombre Jesús conoce bien este estado de ánimo, y sabe que va acompañado por el involucrarse de emociones muy fuertes, por eso ahora quiere hablar “claramente”  con los suyos, aunque parece que ellos no logran entender bien lo que está sucediendo.

Inmediatamente después, Jesús pide a sus discípulos de tener fe no sólo en el Padre, sino también en Él, esto es realmente un escándalo. Me detengo en estas palabras: la fe se tiene en Dios no en los hombres, al máximo se puede tener confianza, pero no fe. Aquí hay una conciencia clara de la naturaleza divina que él tiene y que quiere que los discípulos la capten. Si ellos entendieran esto, comprenderían mejor cuando Jesús hablará luego de sus auto revelaciones: Yo – dice – soy el Camino, la Verdad y la Vida, pero no sólo, dice también que quien ha visto a él ha visto al Padre.

El Señor habla además de una partida inminente y que preparará moradas para ellos, asegurando que lo hará y que los discípulos saben cómo llegar. Esto da pie a Tomás para preguntar sobre el camino. Habla de moradas, de un lugar adonde irá y luego volverá y el lenguaje parece oscuro, pero Jesús ya ha dicho a ellos en Jn 8,12 que quien lo sigue tendrá la luz de la vida. Aquí estamos ante la misma afirmación, pero ellos parece que no lo recuerdan…

En fin, están de nuevo ante el pedido de Jesús de creer en él, si lo dice al inicio y al final, incluyendo todo lo que ha sido dicho antes, nos da nuevamente la clave para comprender su mensaje que está al interno de todo el texto leído.

Meditatio:

Es el momento de comprender el texto, en la meditación aferro el mensaje, me detengo para repetir, luego, lo que más me ha tocado… Después lo actualizo con mi vida, me dejo confrontar por la Palabra.

Una perícopa tan bella como densa podría sintetizarse simplemente en esto: Jesús y el Padre son uno solo, si creo en Él podré morar con Dios al momento oportuno, porque Él es la vida, su Palabra me ilumina durante el camino que es Él mismo. Pero vamos por parte.

Hemos dicho ya que el Señor se interesa por el estado de ánimo de los suyos y que los conoce bien, recordemos que en el cuarto domingo hemos leído que Él llama a todos por su nombre, sabe cómo estamos hechos y por ello quiere prevenir antes de su partida. Este texto se nos ofrece dos domingos antes de la Ascensión y no es un caso. Él habla de las moradas que hay en la casa de su Padre y que preparará personalmente para los discípulos, luego vendrá a buscarlos. Estas moradas no son otra cosa que la intensidad de acercamiento, por decirlo de una manera, entre Dios y los fieles cuando cumplen su camino en la tierra, es el permanecer en Dios para siempre, pero no es igual para todos, ¿de qué depende? De la fe en Jesucristo y del grado de semejanza con él, así como quien lo ve puede mirar al Padre, quien ve al discípulo tendría que entrever al Maestro porque se asemeja a Él. Esta semejanza luego, está basada en el amor, de hecho, más adelante en el capítulo 15, Jesús repetirá este argumento acentuando la relación de amor que debe haber con Él y entre los discípulos.

A Pilatos Jesús había declarado que había venido para dar testimonio de la verdad, y aquel hombre rudo le preguntó sin esperar respuesta qué es la verdad. La verdad no es una reflexión filosófica, o un punto de vista, la verdad es Dios mismo, porque es el único que realmente es, tiene un sentido pleno y completo en Sí mismo; por eso Jesús es Verdad, porque él y el Padre son una sola cosa, y su verdad ilumina a todo hombre, es decir su misma persona, sus palabras, gestos, enseñanzas… Justo por este motivo pide de creer por lo menos en sus obras, porque ellas lo revelan en su esencia, y también por este motivo él es Camino, es decir la misma senda que se debe seguir: como él es, así estamos llamados a ser nosotros también. Siguiendo sus huellas no podremos tropezar, sino que caminaremos en la luz que, como hemos dicho, es Él mismo

La relación es clara: el Padre – Jesús, Jesús – nosotros. No hay otro mediador entre Dios y nosotros, pero debemos tener fe en Él, una fe que sabe captar aun lo que no entendemos con el intelecto, los discípulos eran incapaces de entender esto y nosotros somos tentados a obrar de la misma manera. La fe en Jesús es la clave de este Evangelio, y es también la clave que prepara para morar en Él sea en el día a día, sea en la plenitud de los tiempos. La fe es un don, pero soy yo que la hace crecer o morir. ¿Estoy dispuesto/a a lanzarme en esta aventura que es la vida verdadera?

Oratio:

La meditación de esta Palabra che el Señor me ha donado se hace oración…

Oh Dios, Padre mío,
hoy me has hecho entender una vez más
cuánto me amas y cuánto interés tienes por mí.
No dejes que el tiempo o el cansancio
me hagan distraer de tus cosas.
Que me aferre siempre a tu Hijo,
que es Camino, Verdad y Vida
y es el único que me puede llevar a estar contigo,
hoy y en la eternidad. Amen

Contemplatio:

Entro en el corazón de Dios, mi centro sólo debe ser Él, su Hijo, el Espíritu Santo, solamente Dios… aquella Palabra que me había tocado la hago mía, me tendría que ayudar, como también el silencio, para abrir mi corazón a Dios. La contemplación no es un caer en éxtasis o ver a Dios con los ojos del cuerpo, es sentir profundamente su presencia che invade mi ser, es silencio, es paz…

Al final de la oración, agradezco siempre al Señor por los dones que me ha concedido y me ofrezco a Él para que se cumpla en mí su Voluntad.

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