7º Día: Jesús luz verdadera
“Enséñame a buscarte, y muéstrate a aquel que te busca; pues no puedo ni buscarte si no me lo enseñas, ni encontrarte si no te muestras. Que te busque deseándote, te desee buscándote, te encuentre amándote, te ame encontrándote”. (Del Proslogión de S. Anselmo de Canterbury, obispo, cap. I)
G/.En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo
T/.Amén
Canto inicial o una oración de adoración (si se hace la exposición).
1º Lect.: Del libro del Profeta Isaías (Is 60,1-6)
1¡Levántate, resplandece, porque llega tu luz y la gloria del Señor brilla sobre ti! 2 Porque las tinieblas cubren la tierra y una densa oscuridad, a las naciones, pero sobre ti brillará el Señor y su gloria aparecerá sobre ti.
3 Las naciones caminarán a tu luz y los reyes, al esplendor de tu aurora. 4 Mira a tu alrededor y observa: todos se han reunido y vienen hacia ti; tus hijos llegan desde lejos y tus hijas son llevadas en brazos. 5 Al ver esto, estarás radiante, palpitará y se ensanchará tu corazón, porque se volcarán sobre ti los tesoros del mar y las riquezas de las naciones llegarán hasta ti.
6 Te cubrirá una multitud de camellos, de dromedarios de Madián y de Efá. Todos ellos vendrán desde Sabá, trayendo oro e incienso, y pregonarán las alabanzas del Señor.
Canto
2º Lect.: De los Escritos de Madre Carmela
“…Jesús me atrajo toda a Sí por fuerza de Amor. Mi espíritu fue transportado en una atmósfera tan alta y divina, donde una luz vivísima y además resplandeciente, iluminaba mi intelecto hasta darle un conocimiento claro de aquel Dios que es eterna Verdad por esencia e infinitamente grande por naturaleza. Me mostró en aquella clara y suprema luz de Verdad y de amor, el misterio divino de su Encarnación, me hizo entender la belleza, la grandeza, y la sublimidad de tal Misterio, en fin, como en un espejo tersísimo y lucidísimo, me hizo ver las razones y la altura de tal divino Misterio, de modo que mi intelecto navegaba como en un océano de luz que embriagaba mi alma de celeste y divina caridad. En aquella y clara luz veía y contemplaba aquel connubio divino entre el hombre y Dios que se cumplió mediante la Encarnación del Verbo y la altura divina a la que era sublimada la naturaleza humana por obra de aquel Misterio…”
Pausa de reflexión
Intercesiones
G/. Dirijamos nuestra oración a Cristo Señor y digamos juntos:
T/. Ven pronto Señor.
- Señor del mundo, nosotros queremos, con María y José, maravillarnos de tu nacimiento y conservar la Palabra meditándola en nuestro corazón.
- Señor del mundo, nosotros queremos, con los Reyes Magos, tener fe en las Escrituras y adorarte ofreciéndote todos nuestros bienes.
- Señor del mundo, nosotros queremos, con Simeón y Ana, estar animados por el Espíritu Santo y ver tu salvación, tu luz, tu gloria.
G/. Oremos
Oh Oriente, esplendor de luz eterna y sol de justicia, ven e ilumina aquellos que están en las tinieblas y en sombras de muerte, Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
Canto final