Pensamiento del día 9 de abril de 2020
La gracia del Divinísimo Espíritu
nos ilumine y dirija nuestros pasos
por la senda de la santidad.
(Venerable Carmela Prestigiacomo)
La gracia del Divinísimo Espíritu
nos ilumine y dirija nuestros pasos
por la senda de la santidad.
(Venerable Carmela Prestigiacomo)
Espero, mediante su divina gracia, corresponder en todo y por todo a la llamada divina, en el modo y en el grado al que Dios, por su sola bondad me ha designado.
(Venerable Carmela Prestigiacomo)
He rezado mucho a Jesús en estos días para que le dé vigor y aquella fuerza a su espíritu y que todo se eleve a Él para vivir solamente de Él, en Él y con Él.
(Venerable Carmela Prestigiacomo)
Me quedé luego media jornada plenamente tranquila y sin algún temor o tentación, admirando mucho aquella armonía perfecta y divina con la que Dios todo dispone en el gobierno de aquellas almas que entre todas ha elegido para Sí y sobre las cuales tiene especialísimos designios.
(Venerable Carmela Prestigiacomo)
reine siempre en
nuestros corazones
y sea el solo y único ideal
de toda nuestra vida
(Venerable Carmela Prestigiacomo)
Es necesario ser obedientísimas no sólo a la voz viva de las Superioras, sino también a la santa Regla, que es la expresión escrita de la Voluntad de Dios.
(Venerable Carmela Prestigiacomo)
en cualquier parte, obedece,
sé pronta a correr
a cualquier lugar
que el Señor te llame.
(Venerable Carmela Prestigiacomo)
Renovó en mí las invisibles llagas, que un viernes de cuaresma del año 1.885, en el que se celebraba el Oficio de la Preciosísima Sangre, imprimió divinamente en mi cuerpo, para compartir conmigo sus dolores y su amor.
(Venerable Carmela Prestigiacomo)
Abandónese con toda confianza en sus manos que Él como Padre tierno y admirable lo hará reposar con paz y tranquila quietud en los brazos de su celestial amor.
(Venerable Carmela Prestigiacomo)
Somos esposas de un Dios Crucificado y, por consiguiente, también nosotras debemos ser crucificadas en el espíritu y en el cuerpo, considerándonos muy honradas de ser admitidas en el número de las almas privilegiadas.
(Venerable Carmela Prestigiacomo)