5˚ día: Yo soy el Pan de la vida
G/.En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo
T/.Amén
Canto inicial
Oración inicial
Cristo, nuestro único mediador, Tú nos eres necesario para vivir en comunión con Dios Padre, para ser contigo que eres su único Hijo y Señor nuestro, sus hijos adoptivos, para ser regenerados en el Espíritu santo. Tú nos eres necesario, oh verdadero Maestro de las verdades escondidas e indispensables de la vida, para conocer nuestro ser y nuestro destino y el camino para seguirlo…
Tú nos eres necesario, oh Cristo, oh Señor, oh Dios con nosotros, para aprender el amor verdadero y para caminar en la alegría y en la fuerza de tu caridad nuestro camino fatigoso, hasta el encuentro final contigo amado, contigo esperado, contigo bendito en los siglos.[1]
1˚ Lect.: Del Evangelio según San Juan (6,32b-35.51.53-57)
32b «Les aseguro que no es Moisés el que les dio el pan del cielo; mi Padre les da el verdadero pan del cielo; 33 porque el pan de Dios es el que desciende del cielo y da Vida al mundo». 34 Ellos le dijeron: «Señor, danos siempre de ese pan». 35 Jesús les respondió: «Yo soy el pan de Vida. El que viene a mí jamás tendrá hambre; el que cree en mí jamás tendrá sed.
51 Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá eternamente, y el pan que yo daré es mi carne para la Vida del mundo».
53 «Les aseguro que si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no tendrán Vida en ustedes. 54 El que come mi carne y bebe mi sangre tiene Vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. 55 Porque mi carne es la verdadera comida y mi sangre, la verdadera bebida. 56 El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él. 57 Así como yo, que he sido enviado por el Padre que tiene Vida, vivo por el Padre, de la misma manera, el que me come vivirá por mí».
Canto
2˚ Lect.: De los Escritos de Madre Carmela
… todas las veces en que Jesús viene a mi corazón (en la Eucaristía) yo me siento toda invadida por un fuego todo celeste y divino, el cual licuándome, mi corazón como cera se derrite y se consume todo en amor y por amor a Él solamente. Más aún, siento mucho circular por mis venas su Sangre divina, y su Santísima Carne unirse en tal modo a la mía, hasta formar con Él una misma y sola cosa.
Ahora, en el acto en que Jesús me acercaba a su Corazón con toda la potencia de su amor, me atrajo a Sí,… diciéndome: “La potencia de mi amor atrae a sí tu corazón y lo une todo, lo transforma en mi mismo Corazón hasta formar uno solo, una sola cosa, para vivir solamente de la misma vida, de mi mismo Corazón, de mi mismo amor. Viniendo Yo a ti en la Santa Comunión, tú vienes a Mí, y esto por la potencia de mi amor, el cual uniéndome a ti con el alimentarte de mis mismas carnes divinas, hace que seas una misma y sola cosa conmigo, te unes, te ensimismas, te transformas, te hundes toda en Mí, en mi mismo Ser Divino.[2]
Pausa de reflexión
Intercesiones
G/.Dirijamos con confianza nuestra oración a Jesús, manso y humilde de Corazón y digamos:
T/.Jesús, Pan de Vida, escúchanos
- Señor Jesús, que nos reúnes entorno a tu Mesa para celebrar el Sacramento de tu Cuerpo y de tu Sangre, dónanos tu Espíritu para que nuestra vida sea un continuo agradecimiento.
- Señor Jesús, Pan vivo bajado del cielo, haznos sentir hambre de Dios que es hambre de vida, aquella vida que va más allá de la muerte, iluminada por la presencia de Dios y bienaventurada por su misma gloria.
- Señor Jesús, la Eucaristía es el gran Sacramento de tu amor que da continuidad al misterio de la Encarnación, haz que a través de ella podamos vivir el misterio de Belén y de Navidad.
G/. Oremos:
Señor Jesucristo, que eres Pan verdadero bajado del cielo, haz que vivamos con la fuerza de este Alimento Espiritual y en el último día resucitemos gloriosos a la vida eterna. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
Canto final
[1] Pablo VI
[2] Vol. I, págs. 257-258, Carta a P. V. Nardelli, o.p., Palermo 19/12/1900.