Mes en honor del Sagrado Corazón de Jesús
Décimo noveno día:
“El Sagrado Corazón de Jesús, refugio seguro en la desolación”
Aquí hay una página de Madre Carmela, donde emerge su pequeñez y la grandeza de su fe y su amor:
El amor de Jesús sea nuestro alimento sobrenatural que nos alimente y nutra cotidianamente, y todos nuestros pensamientos, palabras y acciones sean intintos y empapados por su preciosísimo amor.
En estos tiempos no se imagina cuánta necesidad experimento de ser aconsejada, dirigida, reconfortada; siento una necesidad tan fuerte que seguido derramo también alguna lágrima a los pies de Jesús, confiándome totalmente en Él y abandonándome completamente en los brazos de su amorosa Providencia, con la plena confianza que Él mismo vendrá a socorrer mi pobre alma, cuando la voz de mi dolor, sofocada por gemidos y suspiros, se hará sensible a su Corazón. Crea también, oh Padre mío, que mientras por un lado, Jesús está conmigo con las inefables finezas de sua amor, con sus dulzuras, con sus favores, con sus gracias divinas, por otro lado no faltan nunca las más terribles tribulaciones. (Escritos de la Fundadora, Vol. I, pág. 265)
De la experiencia de la sierva de Dios podemos recoger la enseñanza para nosotros:
- También Madre Carmela experimenta, a veces muy fuerte, la desolación del alma y tiene necesidad de un sostén aun humano, de la palabra de su confesor..
- En esos momentos, en vez de desanimarse o perder la calma, ella recurre al Señor, porque sabe que tocará el Corazón de Jesús.
- A veces se experimentan momentos de gracia, acompañados por dolores morales o de otro tipo, pero lo importante es vivirlos como Madre Carmela, en la paz y el abandono total en el Corazón de Jesús.
Hoy pediré de saber vivir la prueba con fe y amor como Madre Carmela, y de poder gustar los consuelos divinos con espíritu de gratitud.