Espacio de la Espiritualidad

1º Día: Jesús hijo del hombre

“El Verbo de Dios ha habitado en el hombre y se ha hecho Hijo del hombre para acostumbrar al hombre a comprender a Dios y para acostumbrar a Dios a habitar en el hombre, según la voluntad del Padre” (San Ireneo – CATIC 53).

G/.En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo

T/.Amén

Canto inicial o una oración de adoración (si se hace la exposición).

1º Lect.: Del libro del profeta Isaías (7,14-16).

¹⁴ Por eso el Señor mismo les dará un signo. Miren, la joven está embarazada y dará a luz un hijo, y lo llamará con el nombre de Emmanuel. ¹⁵ Él se alimentará de leche cuajada y miel, cuando ya sepa desechar lo malo y elegir lo bueno. ¹⁶ Porque antes de que el niño sepa desechar lo malo y elegir lo bueno, quedará abandonada la tierra de esos dos reyes, ante los cuales estás aterrorizado.

Canto

2° Lect.: De los escritos de Madre Carmela

“Con mayor altura de conceptos se me mostraba la Santísima Trinidad en el acto de la Encarnación del Verbo y allí con gran resalto se mostraba el amor infinito de un Dios por el hombre que llegó a dar a su Hijito dilecto; la humillación, el abajamiento, y la exinanición del Verbo al rebajarse para tomar la carne humana y la virtud infinita y divina del Espíritu Santo en el formar él mismo, de la pura sangre de una Virgen, el Cuerpo de Jesús. Además en modo muy claro me venía representado el misterio inefable de la Encarnación del Verbo, su anonadamiento y la humillación del Verbo y la altura a la que fue sublimado el hombre mediante la extrema exinanición de un Dios[1].

Pausa de reflexión

Intercesiones

G/. Jesús con su Encarnación nos ha dado nuevamente la dignidad de hijos de Dios. Dirijamos a Él nuestra oración:

T/. Haznos dignos de tu amor

• Jesús, enviado de Dios, Tú has puesto tu tienda entre nosotros, pero los tuyos no te han recibido: haznos generosos en el acoger al extranjero.
• Jesús, profeta de Dios, Tú has combatido el orgullo de los potentes: haznos capaces de saber perder hoy nuestros privilegios.
• Jesús, Palabra de Dios, Tú te has dirigido a los débiles y a los pobres: haznos capaces de anunciar la buena noticia a los pobres.

G/. Oremos

Dios, Padre nuestro: Tú prometes al hombre, sediento de una fuente de agua viva, haz que nuestro corazón aspire a la redención mientras esperamos con alegría a Aquel que debe venir: Jesucristo, nuestro Señor, que vive y reina contigo por los siglos de los siglos. Amén.

Canto final