El alma, el corazón, el cuerpo de Jesús formaban un orden tan perfecto, una armonía tan potente y divina y al mismo tiempo tan secreta y melodiosa, que no había absolutamente ninguna disonancia.
(Venerable Carmela Prestigiacomo)
Jesús de lo alto de su trono de gloria, teniendo junto a Sí a Santa Catalina de Siena, a Santo Domingo, a Santa Catalina de Ricci y a Santa Teresa, me proclamaba su esposa eternamente.
(Venerable Carmela Prestigiacomo)
Trata de agradar a Jesús en todo momento y ocasión, prefiere en todo su voluntad y entonces tendrás el paraíso en la tierra como prenda del eterno gozo que se nos prepara en el cielo.
(Venerable Carmela Prestigiacomo)
Jesús, Sabiduría eterna del Padre, bajado del cielo para traer al mundo la luz de la verdad y de la justicia y para derribar el vicio y el error, fue constituido desde la eternidad por su Divino Padre, jefe supremo de toda la humanidad y príncipe de la paz, porque debía… restituir al hombre a la antigua amistad con Dios..
(Venerable Madre Carmela Prestigiacomo)
Trate, por lo tanto, de ser muy amiga de la santa pobreza, porque de la exacta observancia de esta virtud depende todo el provecho de su espíritu.
(Venerable Madre Carmela Prestigiacomo)
Haz, entonces, oh Señor, mi bien, mi Dios, que el santo deseo se cumpla al final. Que el hombre retorne por Cristo a la Iglesia, y escudo y defensa se haga a su honor. Así en un solo corazón, compacto y viril, se forme una grey con un solo Pastor.
(Venerable Carmela Prestigiacomo)
Mi único, verdadero y ardiente anhelo sería aquel de vivir siempre en el olvido de todos y escondida sólo dentro del Corazón de mi Amante Señor y allí hacer perpetua morada, sin tener otro pensamiento que el de amar solamente a mi Bien, como Él merece ser amado.
(Venerable Carmela Prestigiacomo)
Quisiera, mi dulce Bien, que este corazón fuese para Ti el más seguro y dulce albergue, que latiese todo por tu amor, ofreciéndose a tu bello Corazón como una nueva flor.
(Venerable Carmela Prestigiacomo)
Sólo te pido a ti que, sin ninguna reserva y generosamente, te abandones en las manos de Aquel que te ha dado infinitas pruebas de su desentrañado amor.
(Venerable Carmela Prestigiacomo)
A Él, siempre bueno y misericordioso y tan amante hacia mí, le ha agradado el sacrificio de mi corazón y en recompensa ha inundado mi alma de sus dulzuras divinas, ha llenado mi espíritu de celestiales consolaciones.
(Venerable Carmela Prestigiacomo)