Pensamiento del día 30 de marzo de 2020
Acuérdate que no se puede llegar a la gloria y al triunfo sin haber antes pasado por el crisol de las mortificaciones y del anonadamiento.
(Venerable Carmela Prestigiacomo)
Acuérdate que no se puede llegar a la gloria y al triunfo sin haber antes pasado por el crisol de las mortificaciones y del anonadamiento.
(Venerable Carmela Prestigiacomo)
Yo, con la gracia de Dios, estoy contenta y beso y bendigo humildemente la mano de mi Adorable Señor que tanto dispone hacia su humilde sierva.
(Venerable Carmela Prestigiacomo)
Es con la humillación y el anonadamiento de toda ti misma que Yo elevaré el Trono de mi gloria, donde sólo Yo me sentaré como Rey y patrón de todo tu corazón.
(Venerable Carmela Prestigiacomo)
y su amor divino
sean el eterno sigilo
de todas nuestras acciones,
de toda nuestra vida!
(Venerable Carmela Prestigiacomo)
tenga siempre fija la mirada
en Jesús y repose tranquilamente
en su seno amorosísimo,
y entre los brazos de la obediencia.
(Venerable Carmela Prestigiacomo)
En este estado de contemplación, como en un rayo de luz, se me hizo comprender el misterio de la Encarnación y más que nada entendí bien cómo María Santísima antes que concibiera a Jesús en su seno, lo concibió en la mente.
(Venerable Carmela Prestigiacomo)
Jesús, aquí está tu esclava que con todo el corazón te promete ser fiel y estar atada a tus pies hasta que el último respiro exhalado de mi pecho haga una víctima de dolor y de amor, a gloria di tu santo Nombre y para que tu amor, a gloria Suya, reine y se establezca en todos los corazones.
(Venerable Carmela Prestigiacomo)
G/. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo
T/. Amén
Canto inicial
Oración inicial
Oh Virgen Santísima, Madre de Cristo y Madre de la Iglesia, con alegría nos unimos a tu canto de amor agradecido.
Contigo damos gracias a Dios, “cuya misericordia se extiende de generación en generación”.
Tú que has sido, con humildad y magnanimidad, «la esclava del Señor», danos tu misma disponibilidad para el servicio de Dios y para la salvación del mundo. Abre nuestros corazones a las inmensas perspectivas del reino de Dios y del anuncio del evangelio a toda criatura.
En tu corazón de Madre están siempre presentes los muchos peligros y los muchos males que aplastan a los hombres y mujeres de nuestro tiempo. Pero también están presentes tantas iniciativas de bien, las grandes aspiraciones a los valores, los progresos realizados en el producir frutos abundantes de salvación.
Virgen valiente, inspira en nosotros fortaleza de ánimo y confianza en Dios, para que sepamos superar todos los obstáculos que encontremos en el cumplimiento de nuestra misión. Enséñanos a tratar las realidades del mundo con vivo sentido de responsabilidad cristiana, en la alegre esperanza de la venida del reino de Dios, de los cielos nuevos y de la tierra nueva. Amén[1].
G/. Dichosa, tú oh María, que has creído:
T/. en ti se cumple la Palabra del Señor.
1º Lect.: Del Evangelio según San Lucas (Lc 1,39-55)
39 En aquellos días, María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. 40 Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. 41 Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, 42 exclamó: «¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! 43 ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? 44 Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. 45 Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor».
46 María dijo entonces:
«Mi alma canta la grandeza del Señor,
47 y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador,
48 porque él miró con bondad la pequeñez de su servidora.
En adelante todas las generaciones me llamarán feliz,
49 porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas: ¡su Nombre es santo!
50 Su misericordia se extiende de generación en generación sobre aquellos que lo temen.
51 Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los soberbios de corazón.
52 Derribó a los poderosos de su trono y elevó a los humildes.
53 Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías.
54 Socorrió a Israel, su servidor, acordándose de su misericordia,
55 como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y de su descendencia para siempre».
56 María permaneció con Isabel unos tres meses y luego regresó a su casa.
Pausa de reflexión
Responsorio breve
G/. Dichosa que has creído, en ti se cumplirán las palabras del Señor
T/. Dichosa que has creído, en ti se cumplirán las palabras del Señor
G/. He aquí la esclava del Señor
T/. en ti se cumplirán las palabras del Señor
G/. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
T/. Dichosa que has creído, en ti se cumplirán las palabras del Señor
2º Lect.: De los Escritos de Madre Carmela
“… en la Santa Comunión Jesús se presentó a mí… me mostró nuestra suave y dulcísima Madre María…, hermosa como aurora divina, que venía a disipar las densas tinieblas en las que yacía la humanidad…, grande de una grandeza sin par porque Aquel que es potente, la hizo grande, plena y repleta de gracia hasta superar a todos los ángeles y todos los santos juntos. Ante un espectáculo tan grande y divino mi espíritu exultaba, gozaba, se deleitaba en Dios dando profunda adoración, alabanza, honor, gloria y continuas acciones de gracias a la Altísima Trinidad, por todos los dones, favores y privilegios concedidos a esta Excelsa Criatura” [2]
Pausa de reflexión
G/: Oremos
Dios omnipotente y eterno, que en tu designio de amor has inspirado a la bienaventurada Virgen María, que llevaba en su seno a tu Hijo a visitar a Santa Isabel, concédenos ser dóciles a la acción de tu Espíritu, para magnificar con María tu nombre santo. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
[1] San Juan Pablo II
[2] Idem, pág 276,
G/. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo
T/. Amén
Canto inicial
Oración inicial
Oh María, te rogamos: haznos comprender, desear, poseer con tranquilidad la pureza del alma y del cuerpo.
Enséñanos el recogimiento, la interioridad; danos la disposición a escuchar las buenas inspiraciones y la Palabra de Dios.
Enséñanos la necesidad de la meditación, de la vida interior personal, de la oración que sólo Dios ve en el secreto.
Oh María enséñanos el amor, el amor a Cristo, el amor-sacrificio por los hermanos.
Obtiene a nosotros la fe, la fe simple, plena y fuerte, la fe sincera, obtenida de su fuente veraz, la Palabra de Dios. También tenemos necesidad de esperanza.
Tú eres María, imagen e inicio de la Iglesia; resplandece ahora delante del pueblo de Dios como signo de esperanza cierta y de consolación[1]
G/. Alégrate María, Aquel que nacerá de ti, será santo,
T/. y llamado Hijo de Dios.
1º Lect.: Del Evangelio según San Lucas (Lc 1,26-38)
26 En el sexto mes, el Ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, 27 a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María. 28 El Ángel entró en su casa y la saludó, diciendo: «¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo». 29 Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo. 30 Pero el Ángel le dijo: «No temas, María, porque Dios te ha favorecido. 31 Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; 32 él será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, 33 reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin».
34 María dijo al Ángel: «¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?». 35 El Ángel le respondió: «El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios. 36 También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se encuentra en su sexto mes, 37 porque no hay nada imposible para Dios». 38 María dijo entonces: «Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho». Y el Ángel se alejó.
Pausa de reflexión
Responsorio breve
G/. Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo
T/. Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo
G/. Bendita tu entre las mujeres, bendito el fruto de tu seno
T/. el Señor está contigo
G/. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
T/. Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo
2º Lect.: De los Escritos de Madre Carmela
Hoy en la oración Jesús me atrajo a Sí y elevó mi espíritu a una alta contemplación. Me explicó, me mostró claramente el inmaculado concebimiento de María, obra altísima y divina de la Sacrosanta Trinidad, me mostró la grandeza sobrehumana de María, la altura de la santidad en al que la colocó el Altísimo, la plenitud de la gracia que le fue infusa desde el primer instante de su inmaculada Concepción y la virtud del Altísimo de la cual la revistió desde su primera aparición en el mundo, la cubrió con su fulgidísima luz y que esta misma virtud, sobreviniendo en Ella en el anuncio del ángel, después de aquel Fiat suspirado, la envolvió y fecundó al mismo tiempo, concibiendo en sí al Verbo de Dios, el Mesías prometido, el Esperado de la gente.
Mi intelecto, guiado e iluminado por la divina Sabiduría, hoy se espació mucho en las más altas esferas del altísimo y en la comprensión de tan altos y sublimes misterios, se deleitó, gozó, se regocijó en Dios por tantos e inefables dones y privilegios concedidos a la Santísima Virgen María[2].
Pausa de reflexión
Canto
G/: Oremos
Oh Dios que con el anuncio del ángel has querido que tu Verbo se hiciera hombre en el seno de la bienaventurada Virgen María, concede a nosotros, que te suplicamos, que creamos que ella es verdaderamente la Madre de Dios, de ser ayudados por su intercesión ante Ti. Por Cristo nuestro Señor. Amén
[1] Pablo VI
[2] Vol. I pág. 275, 8° Informe espiritual a P. Vincenzo Nardelli,o.p, diciembre 1900
La cruz es camino al cielo. Por la cruz se va a Jesús: En la cruz el alma encuentra la plenitud de la vida y el punto de unión entre ella y Dios.
(Venerable Carmela Prestigiacomo)