Mes en honor del Sagrado Corazón de Jesús
Cuarto día:
“El Sagrado Corazón de Jesús, rocío fecundo de vida nueva”
Durante la novena de Pentecostés, la Sierva de Dios, Madre Carmela, tuvo una visión que refiere a su padre espiritual, en la que contemplaba la acción totalmente fecunda del Corazón de Cristo:
Otro día de la novena Jesús me mostró su Corazón cual cielo limpísimo de eterna vida, donde resplandecían incontables estrellas, que eran las almas de los bienaventurados, y de aquel cielo purísimo vi partir una nubecilla blanquísima y transparente que llegaba en medio del aire, se evaporaba en fresquísimo y brillante rocío y caía toda en mi alma y en muchas almas queridas por Él, dejando sobre aquellas almas como gotas de agua congelada, tal como suele hacer el rocío sobre la tierra y las plantas. (Escritos de la Fundadora, Vol. I, pág. 117)
Reflexionemos juntos:
- La imagen que usa Madre Carmela sobre el Corazón de Cristo como cielo limpísimo, hace abrir el horizonte y contemplar la grandeza de Dios, y gozar porque en aquel Corazón están todas las almas redimidas, como estrellas brillantes en el cielo.
- Esa nubecilla, como la acción del Espíritu Santo, desciende como rocío que da vida a la tierra.
- Las personas que reciben la gracia del Espíritu por medio del Corazón de Jesús, son como la naturaleza que recibe el rocío matutino y se renueva continuamente.
Hoy gustaré y bendeciré la acción recreadora de Dios en la naturaleza y en las creaturas y pediré la gracia de dejarme “empapar” por su gracia.