Pensamiento del día 13 de junio de 2020
que se te presenta cada día,
haz cuanto puedas y no te preocupes,
confía en Dios
que no te hará faltar su ayuda.
(Venerable Madre Carmela Prestigiacomo)
que se te presenta cada día,
haz cuanto puedas y no te preocupes,
confía en Dios
que no te hará faltar su ayuda.
(Venerable Madre Carmela Prestigiacomo)
G/.En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo
T/.Amén
Canto inicial
Oración inicial
yo encuentro mi descanso,
sólo en Ti, mi dulce Esposo,
encuentro todo mi Tesoro!
Tu amor es para mí aquel faro,
que aclara mi mente,
que me inflama y cada día me enciende
de un divino y santo ardor.
En tu Corazón haré mi morada,
donde sólo pediré en merced,
aquella pura y viva fe,
que transforma al hombre en Ti.
¡Toda absorta e inebriada,
viviré entonces de Ti, mi Vida,
como cierva ya herida,
languideceré delate de Ti!
Haz Tú, mi Bien, mi Dios,
que inmolado a Ti mi corazón,
en dulce éxtasis de amor,
viva y muera por Ti.
1˚ Lect.: Del Evangelio según San Juan (14,2b-11)
2b Yo voy a prepararles un lugar. 3 Y cuando haya ido y les haya preparado un lugar, volveré otra vez para llevarlos conmigo, a fin de que donde yo esté, estén también ustedes. 4 Ya conocen el camino del lugar adonde voy». 5 Tomás le dijo: «Señor, no sabemos adónde vas. ¿Cómo vamos a conocer el camino?». 6 Jesús le respondió: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre, sino por mí. 7 Si ustedes me conocen, conocerán también a mi Padre. Ya desde ahora lo conocen y lo han visto».
8Felipe le dijo: «Señor, muéstranos al Padre y eso nos basta». 9 Jesús le respondió: «Felipe, hace tanto tiempo que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conocen? El que me ha visto, ha visto al Padre. ¿Cómo dices: “Muéstranos al Padre”?
10¿No crees que yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí? Las palabras que digo no son mías: el Padre que habita en mí es el que hace las obras. 11 Créanme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Créanlo, al menos, por las obras.
Canto
2˚ Lect.: De los Escritos de Madre Carmela
Jesús está con usted, solamente Él guía su espíritu, lo conduce de la mano y seguramente lo hace caminar por aquellas sendas que en su alta Sabiduría ha dispuesto. Ánimo entonces y adelante, siempre adelante hasta que llegue a aquella meta establecida. Jesús será su fuerza, su vida, su plena victoria en todo.
Pausa de reflexión
Intercesiones
G/.Dirijamos con confianza nuestra oración a Jesús, manso y humilde de Corazón y digamos:
T/.Jesús, Camino, Verdad y Vida, escúchanos.
G/.Oremos:
Oh Cristo, Tú que eres el Camino, la Verdad y la Vida, haz que sepamos unir mejor nuestros esfuerzos con todos los hombres de buena voluntad para realizar plenamente el bien de la humanidad en la verdad, en la libertad, en la justicia, en el amor. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
Canto final
Duodécimo día:
“El Sagrado Corazón de Jesús, único objeto de nuestro amor”
La Sierva de Dios Madre Carmela, nos comparte algo muy personal que puede ayudarnos en nuestras jornadas:
Hoy, hacia las cuatro p.m. estaba sentada, con la mente y el corazón orientados siempre al único objeto de todo mi amor, ofreciendo a Él todas mis penas, mis sufrimientos, mi vida, mi voluntad, en una palabra toda mí misma, implorando al mismo tiempo a su Corazón, todas aquellas gracias que se requieren para hacer de mí Su perfecta amante, una víctima digna de amor, en fin, una copia perfectísima de este Divino Modelo. (Escritos de la Fundadora, Vol. II, pág. 79)
Reflexionemos juntos:
Hoy pediré la gracia de tener como único objeto de mi amor el Sagrado Corazón del Verbo Encarnado, es decir sólo Jesús y de ofrecerme con generosidad para ser una copia fiel de Él que se ofreció al Padre por nosotros.
aquel faro que aclara mi mente,
que me inflama
y cada día me enciende
de un divino y santo ardor.
(Venerable Madre Carmela Prestigiacomo)
G/.En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo
T/.Amén
Canto inicial
Oración inicial
Jesús, ábreme el corazón, leerás amor…
Jesús te seguiré adonde vayas: en las amarguras, en las penas, con tal que mi corazón esté lleno de amor. Jesús me has agrandado el corazón, pero es siempre poco, siempre es estrecho para ti… Jesús, si te amo no es cosa mía. Tú sabes que no viene de mí. ¡Mi terreno da sólo tribulaciones y espinas! Jesús, mi corazón no es otra cosa que terreno árido. Jesús, yo quiero vivir sólo para Ti; un momento solo sin Ti yo perecería… Jesús dulcísimo, tesoro de mi alma, donde quiera miro tu hermoso rostro es santo. Mi corazón será un libro viviente que anunciará tu amor. Jesús, mi corazón será una escalera cuyos escalones serán continuos actos de amor. Amén
1˚ Lect.: Del Evangelio según San Juan (1,35-39)
35 Al día siguiente, estaba Juan otra vez allí con dos de sus discípulos 36 y, mirando a Jesús que pasaba, dijo: «Este es el Cordero de Dios». 37 Los dos discípulos, al oírlo hablar así, siguieron a Jesús. 38 Él se dio vuelta y, viendo que lo seguían, les preguntó: «¿Qué quieren?». Ellos le respondieron: «Rabbí –que traducido significa Maestro– ¿dónde vives?». 39 «Vengan y lo verán», les dijo. Fueron, vieron donde vivía y se quedaron con él ese día. Era alrededor de las cuatro de la tarde.
Canto
2˚ Lect.: De los Escritos de Madre Carmela
He aquí aquel Corazón que tanto ha amado a los hombres y en consecuencia cuánto te ha amado y te ama a ti que a Él te has consagrado. Ámalo tú del mismo amor, vive sólo por Él, camina detrás de sus huellas, sigue sus pasos e imita sus virtudes. Está siempre unida a Él, evita todo aquello que puede traerle dolor y tu vida será tranquila.
Pausa de reflexión
Intercesiones
G/.Dirijamos con confianza nuestra oración a Jesús, manso y humilde de Corazón y digamos:
T/.Sagrado Corazón de Jesús, venga tu Reino
G/.Oremos:
Señor Jesús, nosotros todavía vagamos lejos en el desierto de este mundo; nos dirigimos a Ti con extrema confianza: haznos fieles discípulos de tu infinita Sabiduría para que podamos caminar seguros hacia la vida eterna. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
Canto final
Undécimo día:
“El Sagrado Corazón de Jesús dona su Corazón a Madre Carmela”
En un arrebato de amor total, Madre Carmela Prestigiacomo relata a su confesor una experiencia espiritual muy fuerte:
Yo me siento toda renovada en el espíritu, siento de ser totalmente de Jesús, de vivir sólo para Él y con Él; sólo su amor reina en mis sentimientos, sólo su honor, su gloria es mi interés. Cuando me daba este nuevo corazón el amable Jesús me decía así: “Te doy un corazón similar al mío, es más, mi mismo corazón; con este corazón tú me amarás, con este corazón tú vivirás una vida de amor; te he elegido como compañera de mis dolores, de ahora en adelante te asociaré a mis penas, a mis angustias, a mis tristezas que continuamente sufro en el Sacramento de mi Amor, donde soy por la mayor parte de los hombres olvidado, ultrajado, despreciado. Compartiré contigo todas estas penas mías y tú aliviarás con tu amor mi desolado Corazón y repararás lo que no reconocen los demás”. (Escritos de la Fundadora, Vol. III, págs. 48-49)
Tratemos de entender juntos el sentido de estas palabras:
Hoy pediré al Señor de darme un corazón similar al suyo, para no vivir más para nosotros mismos, sino sólo para Él y así tener el coraje de estar pronto para reparar todas las ofensas que sufre, especialmente en el Sacramento del Amor.
G/. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo
T/.Amén
Canto inicial
Oración inicial
A ti nos presentamos, oh Dios omnipotente, infalible, infinito y bueno, a fin de que vuelvas tu mirada hacia nosotras e inclines tus piadosos oídos para escuchar nuestra plegaria.
Nos presentamos con fe, pero dolidas y confundidas con el más amargo dolor de haberte ofendido, nos postramos antes que nada a tus pies para rogarte piedad.
Oh, Jesús, tierno Esposo de nuestras almas, Tú nos has dicho: “donde se encuentren más personas reunidas en mi Nombre, Yo estoy en medio de ellas” y es dando fe a estas divinas Palabras que nosotras vivimos aquí reunidas; es la fe que tenemos en Ti que aquí nos retiene… porque nosotras no confiamos en otros sino en Ti sólo, que eres el Santo, el Señor, el Altísimo, el Omnipotente.
1º Lect.: Del Evangelio según San Juan (19,31-37)
31 Era el día de la Preparación de la Pascua. Los judíos pidieron a Pilato que hiciera quebrar las piernas de los crucificados y mandara retirar sus cuerpos, para que no quedaran en la cruz durante el sábado, porque ese sábado era muy solemne. 32 Los soldados fueron y quebraron las piernas a los dos que habían sido crucificados con Jesús. 33 Cuando llegaron a él, al ver que ya estaba muerto, no le quebraron las piernas, 34 sino que uno de los soldados le atravesó el costado con la lanza, y en seguida brotó sangre y agua. 35 El que vio esto lo atestigua: su testimonio es verdadero y él sabe que dice la verdad, para que también ustedes crean. 36 Esto sucedió para que se cumpliera la Escritura que dice: No le quebrarán ninguno de sus huesos. 37 Y otro pasaje de la Escritura, dice: Verán al que ellos mismos traspasaron.
Canto
2º Lect.: De los escritos de Madre Carmela
«Esta mañana, al recitar las Horas, Jesús se hizo todo a mí mostrándome su Divino Corazón del cual salía copiosamente agua y sangre y esta agua y esta sangre a modo de precipitosa corriente, se derramaba sobre mí, produciéndome tal plenitud de gracia y tal saciedad de Dios que me sentía venir menos por demasiada abundancia de gracia. En esos dichosos momentos Jesús me decía: “Esta agua y esta sangre sean para ti un saludable lavado para unirte más íntimamente a Mí, te purifiquen, te renueven en modo de desafiar valientemente las duras pruebas a las que serás expuesta durante el nuevo periodo de vida en la que estás ya adentrada».
Pausa de reflexión
Intercesiones
G/.Dirijamos con confianza nuestra oración a Jesús, manso y humilde de Corazón y digamos:
T/.Sagrado Corazón de Jesús, confío y espero en Ti.
G/.Oremos:
Dónanos, Señor, la mansedumbre de tu Corazón para que podamos anunciar tu misericordia con la generosidad de tu perdón. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
Décimo día:
“El Sagrado Corazón de Jesús, único fin del alma”
La sierva de Dios, Madre Carmela, escribe a una hija espiritual animándola y mostrándole el Corazón de Cristo como único fin de su vida:
Ten siempre fija la mirada en Dios y obra según su beneplácito divino. Mantente siempre estrechada a Jesús y Él será tu consolador, tu amigo fiel, tu consejero, tu divino amante, tu todo, tu vida.
Ánimo y adelante, siempre adelante, sin volverte nunca atrás. Sigue a Jesús con la cruz en la espalda, ámalo mucho y en su amor encontrarás la fuerza para cualquier sacrificio.
Te bendigo y te dejo dentro de aquel Corazón Divino. (Escritos de la Fundadora, Vol. I, pág. 14)
Esta carta nos sirve hoy todavía:
Hoy me ofreceré con todo el corazón a Jesús para que sea él el único centro y fin de mi vida y le pediré de donarme las gracias necesarias para mantenerme siempre fiel a Él.