Pensamiento del día 7 de septiembre de 2015
he superado todo
por amor de recibir a Jesús
en mi corazón.
(Venerable Madre Carmela Prestigiacomo)
he superado todo
por amor de recibir a Jesús
en mi corazón.
(Venerable Madre Carmela Prestigiacomo)
su honor, su gloria
y el bien de las almas
sea nuestro único objetivo,
nuestro principio
y nuestro fin!
(Venerable Madre Carmela Prestigiacomo)
Voluntad de Dios
sea siempre para nosotros
aquel farol luminoso
que dirija en las más densas tinieblas de la noche
de nuestra alma
y nos lleve al puerto seguro
de la eterna salvación.
(Venerable Madre Carmela Prestigiacomo)
obra siempre bajo
la mirada de Jesús,
que Jesús está contigo
y no te hará faltar su ayuda.
(Venerable Madre Carmela Prestigiacomo)
gracia divina
no me separaré más
de mi Jesús.
(Venerable Madre Carmela Prestigiacomo)
conquista los corazones.
Gozo tiernísimo
de mi corazón.
(Venerable Madre Carmela Prestigiacomo)
cualquier temor,
y confiado abandónese
en los brazos del Omnipotente Señor.
(Venerable Madre Carmela Prestigiacomo)
G/. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo
T/. Amén
Canto o invocación inicial Secuencia del Espíritu Santo
1º Lect.: De la primera carta de San Pablo apóstol a los Corintios (1Cor. 12,4-7.11)
4 Ciertamente, hay diversidad de dones, pero todos proceden del mismo Espíritu. 5 Hay diversidad de ministerios, pero un solo Señor. 6 Hay diversidad de actividades, pero es el mismo Dios el que realiza todo en todos. 7 En cada uno, el Espíritu se manifiesta para el bien común. 11 Pero en todo esto, es el mismo y único Espíritu el que actúa, distribuyendo sus dones a cada uno en particular como él quiere.
Pausa de reflexión
2º Lect.: De los escritos de Madre Carmela
“Veía el eterno y simple acto con el cual Dios genera el Verbo de su misma e increada sustancia, veía aquella emanación espiritual e inefablemente pura, la maravillosa fecundidad que acaba produciendo un pensamiento, el cual es sustancia viva y hablante, y aquella inacabable procesión del Espíritu Santo, que es sustancial amor que termina y agota la vida de Dios, y sustancial beso que se intercambian el Padre y el Hijo”[1].
Pausa de reflexión
Intercesiones
G/.A la Virgen María, la Madre del Verbo Encarnado, que ha sido siempre dócil a las inspiraciones del Espíritu, pidamos que podamos ser, como ella, instrumentos eficaces de su gracia. Con confianza digamos:
T/.Madre del Verbo Encarnado, haznos dóciles a la acción del Espíritu Santo.
G/. Oremos
Dios, Uno en la esencia y Trino en las Personas, Espejo purísimo de santidad, genera el Verbo y da lugar a aquella inenarrable y divina procesión del Espíritu Santo y manifiesta en nosotros la grandeza de tus obras como lo hiciste en María. Por Cristo, nuestro Señor[2]. Amén.
Canto final
[1] Vol. IV, pág. 159, Poesías y Escritos varios, s/f
[2] Cf. Vol. II, págs. 59-60
G/. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo
T/. Amén
Canto o invocación inicial Secuencia del Espíritu Santo
1º Lect.: De los Hechos de los apóstoles (Hch. 4,31-35)
31 Cuando terminaron de orar, tembló el lugar donde estaban reunidos; todos quedaron llenos del Espíritu Santo y anunciaban decididamente la Palabra de Dios.
32 La multitud de los creyentes tenía un solo corazón y una sola alma. Nadie consideraba sus bienes como propios, sino que todo era común entre ellos. 33 Los Apóstoles daban testimonio con mucho poder de la resurrección del Señor Jesús y gozaban de gran estima. 34 Ninguno padecía necesidad, porque todos los que poseían tierras o casas las vendían 35 y ponían el dinero a disposición de los Apóstoles, para que se distribuyera a cada uno según sus necesidades”.
Pausa de reflexión
2º Lect.: De los escritos de Madre Carmela
“Estamos en medio del gran océano de la vida, en el cual soplan siempre vientos contrarios que agitan continuamente las aguas y hacen difícil la calma y la tranquilidad, pero el Espíritu de Dios con su potente acción de gracia, haciendo firmes nuestros propósitos, eficaces nuestros esfuerzos, nos haga fuertes y valientes para resistir a la furia de cualquier viento, a la fuerza de la tormenta más terrible” [1].
Pausa de reflexión
Intercesiones
G/.Abramos nuestro corazón a la acción del Espíritu, para que nos dé un corazón generoso y sensible a los hermanos y a las solicitudes de todas las Iglesias para anunciar, como los apóstoles en Pentecostés, la grandeza de la Pascua. Digamos:
T/.Dónanos un corazón nuevo.
G/. Oremos
Señor, que has compartido nuestra condición humana, haciéndote pobre hasta la muerte y proclamando dichosos a los pobres en espíritu, dónanos tu Espíritu de amor, para que aprendamos a escuchar el grito de todo hombre. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
Canto final
[1] Vol. I, págs. 238-239, Carta a P. Vincenzo Nardelli, o.p., 27/11/1900
G/. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo
T/. Amén
Canto o invocación inicial Secuencia del Espíritu Santo
1º Lect.: Del Evangelio según San Juan (Jn 16,12-15)
12 “Todavía tengo muchas cosas que decirles, pero ustedes no las pueden comprender ahora. 13 Cuando venga el Espíritu de la Verdad él los introducirá en toda la verdad, porque no hablará por sí mismo, sino que dirá lo que ha oído y les anunciará lo que irá sucediendo. 14 Él me glorificará, porque recibirá de lo mío y se lo anunciará a ustedes. 15 Todo lo que es del Padre es mío. Por eso les digo: “Recibirá de lo mío y se lo comunicará a ustedes”.
Pausa de reflexión
2º Lect.: De los escritos de Madre Carmela
“La perfección infinita de Dios, considerada en el Misterio de la Unidad y Trinidad divina, es decir aquella admirable y perfecta armonía con la cual aquel Ente supremo, Uno en la esencia y Trino en las personas, mirando a Sí mismo, Espejo purísimo y divino de toda increada perfección y santidad, genera el Verbo que es también su naturaleza y sustancia y da lugar a aquella inenarrable y divina procesión del Espíritu Santo, sustancial anhelo que termina la vida de Dios, y sustancial amor que se intercambian desde una eternidad el Padre y el Hijo. En el misterio de la Unidad y Trinidad de Dios más que en cualquier otro misterio resplandece infinitamente toda la armonía y perfección divina que forma el eterno y continuo éxtasis de admiración y de amor para todos los bienaventurados comprensores del cielo”[1].
Pausa de reflexión
Intercesiones
G/.Roguemos al Señor para que done a todos los creyentes su Espíritu para obrar sin vacilar su Palabra en el mundo y en nuestra comunidad y vivir su Reino de amor y digamos:
T/.Dónanos la luz de tu Espíritu
G/. Oremos
Dios, que con el sacrificio del Hijo unigénito haz abierto al hombre el acceso a la vida eterna, infunde en nuestros corazones el Espíritu de tu amor, para que, recibiéndote a Ti en don, aprendamos cotidianamente a hacernos don. Por Cristo, nuestro Señor. Amén.
Canto final
[1] Vol. III, págs. 59-60, Carta a P. Vincenzo Nardelli, o.p., Palermo 22/10/1903