Me dijo Jesús todavía: “toda esta variedad de flores y de frutos que tanto adornan mi Corazón Divino, para formar por mis queridos un terrestre Paraíso, son todas las buenas obras, los actos virtuosos, los más grandes sacrificios, el más perfecto y consumido amor de todas mis almas elegidas”.
(Sierva de Dios Madre Carmela Prestigiacomo)
La presencia de Jesús Sacramentado en nuestra casa me ha llenado el corazón de celestial consolación, de conforto, pensando que Él se ha dignado venir a habitar con nosotros.
(Sierva de Dios Madre Carmela Prestigiacomo)
El templo de la Santísima Trinidad sea entonces de hoy en adelante nuestro albergue, nuestra morada, nuestra única habitación, ahí nos encontraremos siempre reunidos, allí nos comunicaremos mutuamente, allí encontraremos toda nuestra consolación.
(Sierva de Dios Madre Carmela Prestigiacomo)
Jesús ha querido probar su fe y su amor por Él y les ha confiado una misión que cumplir y por cierto las misiones no son giras de placer, sino viajes desastrosos, fatigas, privaciones y penas.
(Sierva de Dios Madre Carmela Prestigiacomo)
¡Oh, redimidos,
miren aquel Corazón,
vulnerado por nuestra salvación,
lleno de amor y de gran ternura,
querido precio de nuestro perdón!
(Sierva de Dios Madre Carmela Prestigiacomo)
Jesús, infunde en sus corazones
una sola chispa de tu amor,
que estallando erradicará
de sus corazones
todas las hierbas malas.
(Sierva de Dios Madre Carmela Prestigiacomo)
Te recomiendo de no desgastarte tanto y de curarte bien, así pronto volverás a estar entre nosotras. Yo te recuerdo continuamente, confiándote al Corazón Santísimo de Jesús, a fin de que te asista, preservándote de los peligros y bendiciéndote cotidianamente.
(Sierva de Dios Madre Carmela Prestigiacomo)
Tú, mientras tanto, haz lo que puedas, trabaja por el bien de tantas almas inocentes y el Señor bendecirá tu trabajo y te dará la salud necesaria para poder hacer tu deber.
(Sierva de Dios Madre Carmela Prestigiacomo)
[Jesús] me mostró nuestra suave y dulcísima Madre María en el momento de su inmaculada Concepción, bella, cual aurora divina, que venía a disipar las densas tinieblas en las que yacía la humanidad.
(Sierva de Dios Madre Carmela Prestigiacomo)
Yo no dejaba de rezar
con grandes lágrimas
al amante Jesús
para que si fuera conforme
a su divina Voluntad
se sirviera de otra creatura
más aceptable a su Corazón
para el cumplimiento
de sus designios divinos.
(Sierva de Dios Madre Carmela Prestigiacomo)