La bendición de Dios sea tu conforto, tu ayuda y te acompañe en todos los momentos de tu vida. Te sea siempre de estímulo para caminar con más rapidez en la senda de Dios y te haga plenamente abandonada en su Corazón Divino.
(Venerabile Carmela Prestigiacomo)
Ánimo, mi buena hija en Jesucristo, ten siempre fija la mirada en Jesús y ten fe y luego abandónate entre los brazos de María y tu vida marchará feliz.
(Venerable Carmela Prestigiacomo)
Jesús,
yo quiero vivir
sólo para Ti.
Sin Ti un solo momento
yo perecería.
(Venerable Carmela Prestigiacomo)
Sé por lo tanto audaz, fiel y generosa siempre con Jesús y Jesús abundará contigo con sus gracias y sus bendiciones. Estate contenta y lo mismo dele a Sor Julia, háganse santas, mientras yo de corazón las bendigo.
(Venerable Carmela Prestigiacomo)
Sólo Jesús sea nuestro único amor, nuestro único suspiro, nuestra única vida y para que sólo él forme el único objeto de nuestro amor, vivamos solamente de Él, con ÉL y por Él, olvidándonos totalmente de nosotros mismos y de nuestras comodidades y satisfacciones.
(Venerable Carmela Prestigiacomo)
Procuremos en tanto mantener siempre viva la llama de aquella lumbre divina, ésta será una provisión segura en las dificultades del camino sobre la tierra.
(Venerable Carmela Prestigiacomo)
Termino rogándole que desprecie todos los temores que tanto perturban su espíritu y que se ponga totalmente a plena disposición en las manos de Dios para que cumpla en usted su divina voluntad.
(Venerable Carmela Prestigiacomo)
Vive conformada
a la Voluntad
de Dios
y hazte santa.
(Venerable Carmela Prestigiacomo)
Ama a Jesús, vive para Él solamente y a imitación de María Magdalena abandónate toda en Él para sentir repetir por el Divino Maestro aquella misma palabra, es decir: una sola cosa es necesaria, amarlo a Él solamente, vivir de Él, con Él y por Él. Reza por mí y hazte santa.
(Venerable Carmela Prestigiacomo)
No hay remedio: nosotros, pobres hijos de Adán, tenemos que estar en continua guerra hasta la muerte… La carne ambiciona lo que no quiere el espíritu y el espíritu ambiciona lo que no gusta a la carne.
(Venerable Carmela Prestigiacomo)