Aquí está tu amor,
tu Dios, tu todo:
míralo, contémplalo, únete a Él,
vive de su vida y abrazada con Él
ofrécele todos tus sufrimientos
y verás que Él te dará la fuerza
para cumplir con prontitud todos tus deberes.
(Venerable Madre Carmela Prestigiacomo)
El amor es el sendero derecho
que con seguridad conduce al cielo;
todos los otros caminos,
sin el amor, son oblicuos
y jamás llegarán al deseado fin.
(Venerable Madre Carmela Prestigiacomo)
Ánimo entonces,
siga perfectamente
su modelo y su fin
sin detenerse a mirar
la tribulación que sufre.
Dé una mirada al Señor Crucificado
y camine siempre adelante.
(Venerable Madre Carmela Prestigiacomo)
El alma en estado de prueba es elevada sobre sí misma y sobre toda la creación, estableciéndose, por medio de la fe, sobre el monte de las miserias, donde el pronto y continuado socorro divino y su gracia la constituyen en aquella plena seguridad que hace la base y el fundamento de toda su vida espiritual.
(Venerable Carmela Prestigiacomo)
¡La paz de Dios
y su divina bendición
acompañen su espíritu
en todos los momentos
de su vida!
(Venerable Carmela Prestigiacomo)
Esté seguro, oh Padre, que su alma está en las manos de Dios, quien nunca se cansa de poner en obra toda su Sabiduría y Bondad para que sea modelada según aquel designio divino que en sus eternos consejos ha establecido.
(Venerabile Carmela Prestigiacomo)
Nuestro único fin es Dios, encontrar a Dios, vivir de Dios. A Dios se lo encuentra al hacer su Voluntad, por lo tanto haciendo su voluntad viviremos en Dios y Dios estará en nosotros.
(Venerable Carmela Prestigiacomo)
Ánimo entonces,
Jesús está con usted,
Él será su porción
en la eternidad.
Abandónese con total
confianza en su Corazón
y viva tranquilo.
(Venerable Carmela Prestigiacomo)
Las dos alas para volar directamente a Él son: La oración y el sacrificio entero, absoluto de todo nuestro ser. Estas dos alas, de un solo vuelo nos llevarán hacia Él, nos unirán a Dios íntimamente, nos harán vivir de su misma vida, morir de su misma muerte, para resurgir junto con Él en aquella vida gloriosa que nunca tendrá fin.
(Venerable Carmela Prestigiacomo)
¡Estate contenta de haber sufrido, cuando se sufre con la conciencia tranquila, con el corazón quebrado y aún así se hace el propio deber! Mi afecto por ti es grande porque eres mi hija en Jesucristo, y en esta ocasión me has confirmado tu apego al Instituto, tu confianza hacia mí, tu simplicidad.
(Venerable Carmela Prestigiacomo)