¡La gracia del Espíritu Santo
esté siempre en nosotros,
ilumine nuestra mente y encienda nuestro corazón
de aquel fuego divino que nos consuma a todos
solamente en su honor y gloria!
(Venerable Madre Carmela Prestigiacomo)
La bendición de Dios
descienda sobre tu cabeza
y te acompañe en todos los momentos de tu vida
y te sea empuje para caminar
con más empeño en la senda de la perfección.
(Venerable Madre Carmela Prestigiacomo)
La oración
nos hace olvidar totalmente
de nosotros mismos
y vivir todos en Dios,
con Dios y por Dios.
(Venerable Madre Carmela Prestigiacomo)
Hija mía,
en todo hazte coraje,
alza la mirada de tu fe en Dios
y reposa tranquilamente
en su Adorable Voluntad.
(Venerable Madre Carmela Prestigiacomo)
El verdadero,
principal
y único modo de santificarse a sí mismo y a los demás
es el amor.
(Venerable Madre Carmela Prestigiacomo)
El amor es aquella fuerza vital
que todo hace soportar
con humilde resignación
y con invencible paciencia y constancia.
(Venerable Madre Carmela Prestigiacomo)
La tentación
es la prueba de la fidelidad
que hemos solemnemente
prometido al Señor.
(Venerable Madre Carmela Prestigiacomo)
Encomiéndenos en modo muy especial
a la Virgen Inmaculada,
para que aumente siempre más en nuestros corazones
el deseo de la perfección
y nos consiga poder corresponder fielmente
a la vocación a que Dios nos ha dado.
(Venerable Madre Carmela Prestigiacomo)
¡El Espíritu Septiforme
cubra continuamente su alma,
poseyéndola toda
y vivificándola con su amor!
(Venerable Madre Carmela Prestigiacomo)
En el 1885 y precisamente la noche que precede
a la fiesta de la maternidad de María,
estando, como de costumbre en oración,
y contemplando la grandeza a la cual fue sublimada
la Santísima Virgen al haber sido elegida como Madre de Dios,
gozaba mucho al mirar la altísima dignidad
a la cual fue elevada por Dios.
(Venerable Madre Carmela Prestigiacomo)